El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha puesto en marcha una campaña masiva de vacunación con múltiples modalidades, lo que acelera el proceso de inmunización colectiva. Al megacentro del Hospital El Salvador, las unidades comunitarias de salud familiar y los módulos de vacunación se une desde esta semana la modalidad de autoservicio. Los ciudadanos siempre programan su cita por medio de una llamada telefónica o en el sitio web, y luego llegan a uno de los tres puntos de autoservicio, ubicados en el centro comercial La Gran Vía y en los planteles del MOP en Santa Ana y San Miguel.
Más de 833,000 salvadoreños han recibido al menos la primera dosis contra la COVID-19 y cerca de 58,000 ya tienen la segunda. El Salvador, de esta manera, se posiciona como uno de los países que avanzan más rápido en el proceso de inmunización de su población.
Además de la protección del personal de primera línea —sanitarios y de apoyo—, ya se ha cubierto a los adultos mayores. En un primer momento se inició con los mayores de 80 años, y el rango de edad se ha ido ampliando hasta llegar a los de 55 años. El último grupo integrado, además, incluye a las personas con VIH y a los dependientes de farmacias. En los próximos días, más grupos poblacionales serán agregados para completar la meta de vacunar a 4.5 millones de ciudadanos.
Mientras este proceso se ejecuta de manera impecable, la economía nacional continúa abierta y recupera el terreno perdido. Esto es de vital importancia sobre todo porque El Salvador es el país centroamericano que mejor ha respondido a la pandemia, lo que se refleja no solo en el funcionamiento de todo su sistema hospitalario (del que incluso rescató las áreas abandonadas y reforzó con la construcción del Hospital El Salvador), sino porque reporta la menor cantidad de fallecidos por la enfermedad e inmuniza a sus ciudadanos a un ritmo acelerado.
La respuesta del Gobierno salvadoreño ha sido reconocida internacionalmente, incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y desde Honduras manifiestan que el país está dando «cátedra» en Centroamérica en el manejo de la crisis. Por su parte, Guatemala y Costa Rica no logran frenar el avance de la pandemia y el panorama se advierte complicado.
Sin embargo, las mejores condiciones en las que se encuentra el país no son motivo para bajar la guardia; al contrario, todos debemos continuar cumpliendo las medidas de prevención contra la enfermedad. El uso de la mascarilla se debe mantener, al igual que el lavado constante de manos y la desinfección con alcohol en gel. Con esto y la vacunación, las perspectivas son mejores para El Salvador.