El Gobierno del presidente Nayib Bukele rompió el bipartidismo en El Salvador e irrumpió con nuevas políticas públicas, además de comunicaciones directas con ciudadanos mediante las redes sociales y acciones políticas en contra del «statu quo» internacional, como la selfi en las Naciones Unidas, que le dio la vuelta al mundo.
El enfoque directo en seguridad sacó al país de la lista de las 10 naciones más violentas, y, gracias al Plan Control Territorial, se han reducido drásticamente los homicidios y otros delitos. El manejo adelantado de la pandemia logró que se pudiera retrasar la llegada del coronavirus, y el trabajo coordinado entre ministerios logró no solo que el sistema público de hospitales no colapsara, sino que se ampliara y que la vacunación masiva que está en marcha permita la apertura económica.
Son decisiones que requirieron el valor que la vieja política —que practicaban ARENA y el FMLN— no tenía, pero también requerían innovar, algo de lo que también carecían los vetustos partidos.
En un artículo de la revista «Forbes», el analista Avik Roy recuerda la «innovación disruptiva», un concepto utilizado por el fallecido Clayton Christensen, profesor de la Escuela de Negocios Harvard, para explicar las novedades que se originan en «un nicho de mercado que puede parecer poco atractivo o intrascendente para los titulares de la industria».
Roy pone como ejemplo el caso de las grandes automotrices estadounidenses que vieron con desdén la llegada al mercado de marcas asiáticas como Honda y Toyota, con vehículos compactos y baratos para los parámetros locales, pero que luego se posicionaron y se ganaron la confianza de los consumidores. Todo esto pasó mientras la gran industria automotriz tuvo que recurrir a rescates financieros del Gobierno federal.
El analista apunta que lo mismo está pasando con algunos economistas con la adopción en El Salvador del bitcóin como moneda de curso legal, que critican la alta volatilidad de la criptomoneda y los altos costos de transacción, aferrados al dólar y al euro, sin posibilidad de alternativas. En El Salvador, un pequeño segmento relacionado con ARENA y el FMLN hace «lobby» por medio de sus aparatos de propaganda para generar incertidumbre.
En la práctica, el proyecto Bitcoin Beach en El Zonte y El Tunco sirvió para que comunidades marginadas de los sistemas financieros pudieran insertarse en la economía. De paso, con la Lightning Network se eliminaron los altos costos de transacción para usar el bitcóin como moneda de uso cotidiano.
Otra gran ventaja de utilizar Lightning Network es que los envíos de dinero desde Estados Unidos hacia El Salvador serían mucho más baratos en comparación con los altos cobros de las compañías remesadoras.