La vida es un viaje maravilloso, tiene días de muchas risas, logros y emociones intensas. Todos los días son únicos e irrepetibles. Hay que admitir que en la mayoría de las ocasiones los momentos se desarrollan de una forma muy diferente y alejada de lo que esperamos.
Cuando vivimos una pérdida posiblemente de un familiar, de un amigo o quizás de un empleo o de cualquier cosa de algo que consideramos valioso, no siempre estamos listos; y claro, hay que permitirnos expresar cómo nos sentimos, llorar para equilibrar nuestra carga emocional, tener un tiempo para no hablar sobre esa situación mientras la asimilamos, preocuparnos y pensar cómo reaccionar apropiadamente; todo está bien siempre que nos respetemos y respetemos a los demás.
Tengo una amiga que ha tenido que experimentar situaciones adversas, como todos; ha tenido pérdidas muy fuertes de personas muy valiosas, en ocasiones ha intentado contenerse o evitar experimentar emociones y sentimientos que considera desagradables, pero que finalmente al permitirse experimentarlos, le han ayudado a nivelarse emocionalmente y encontrar su propia forma de sobreponerse a la pérdida.
Entre otras situaciones que me ha compartido tuvo una pérdida muy fuerte con una situación familiar que les cambió la vida a todos; por supuesto, todos afrontaron la situación de manera distinta, en su caso particular tuvo que cambiar su plan de vida, todo eso con lo que había soñado, pero encontró la forma de perseguir parcialmente sus sueños y metas, la manera apropiada de adaptarse; y hoy por hoy aún está haciendo cambios o ajustes para lograr lo que se propuso.
También ha tenido que experimentar el síndrome de nido vacío, pero mantiene comunicación con sus hijas, tienen un vínculo bastante estrecho; pero esto no da garantía de que las emociones y los sentimientos, como tristeza y decaimiento, desaparezcan como por arte de magia. Trabaja en la asimilación de la situación, busca la manera saludable de autorregularse emocionalmente y, sobre todo, lo que considero más importante aprende de cada situación, ocupa su aprendizaje previo para identificar qué le es útil en una nueva situación adversa.
De acuerdo con la Real Academia Española, resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o situación adversa. No hay garantía de que los planes que establecemos o las metas con las que tanto soñamos se cumplan al pie de la letra, como todos en más de una ocasión lo hemos deseamos, que se desarrolle de esa forma tan maravillosa como vemos en las películas. «A veces se gana y a veces se aprende» así se titula exactamente un libro de John C. Maxwell.
Todas las personas vivimos momentos favorables y momentos complicados; luego de reír, llorar y preocuparnos lo necesario, es momento de transformar esos sentimientos o emociones negativas en nuestro combustible, en un impulso que nos ayude a llegar donde deseamos y aprender de la situación. Eso que deseamos, la manera en la que lo deseamos y cómo nos hemos propuesto lograrlo posiblemente a medida lo vamos desarrollando necesite ajustes razonables, lo que necesitamos es aprender de cada situación sin desmotivarnos, comprender que no existe una receta secreta, ni un solo rumbo hacia donde deseamos llegar. Vive, aprende y transfórmate.