Alberto Escobar nació en Ilobasco, Cabañas, conocido como la cuna de la artesanía en El Salvador. Creció entre jarrones de barro y pinturas, y considera que esa fue la semilla que lo inspiró a estudiar arte. Los trazos que aprendió de pequeño se perfeccionaron con la práctica y la dedicación. Para ampliar sus habilidades y experimentar un intercambio artístico, decidió emigrar hasta el municipio de Salvador de Bahía, en Brasil.
Desde los tres años recuerda que prestaba atención en cada detalle de las artesanías, pero no fue hasta los 10 años cuando su mamá lo inscribió en un curso de pintura. En su adolescencia decidió estudiar Arquitectura porque le apasionaba dibujar edificios; sin embargo, luego de varios ciclos cursados, resurgió el amor por el arte y culminó su carrera en la Universidad de El Salvador (UES).
Siempre buscó formar parte de exposiciones en los museos salvadoreños, pero también quiso demostrar fuera de las fronteras su inspiración en el óleo en tela, el efecto en grafito y en los tipos de texturas. Así fue como el connacional de 31 años enamoró a los brasileños con su arte.
Al buscar en internet localizó un hostal en São Paulo, donde estableció contacto con la gerente para recrear un mural artístico. A cambio de tres retratos en la fachada, el pintor recibió alojamiento y comida durante cinco meses. Frida Kahlo, Michael Jackson junto a Nelson Mandela y el piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna quedaron plasmados en la entrada del hostal Okupe. «Les gustó. Me dijeron que las puertas quedaban abiertas», dijo satisfecho el connacional al conocer que su trabajo fue bien recibido en Sudamérica.
Esa experiencia en 2016 impactó su vida artística, pero el permiso de su visita ya no pudo ser extendido, por lo que tuvo que volver a El Salvador. Un año después se postuló para un concurso de pintura en la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SG-SICA) y ganó el tercer lugar. La victoria le dio confianza como artista y lo impulsó a participar por una beca en la maestría de Estudios Étnicos y Africanos en Brasil de parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Presentó su proyecto de recuadros sobre la representación del modelo masculino negro dentro de la pintura brasileña, un aspecto que estaba ausente en los museos del país, a pesar de que hay muchas personas de esa etnia, a criterio de Escobar.
El salvadoreño retomó esa idea y así obtuvo la beca por dos años en Salvador de Bahía, donde ahora ya es residente. Salvador de Bahía le recuerda al municipio de La Libertad, en El Salvador, por su clima cálido y sus playas.
Aunque estaba emocionado por lograr otro escalón, el choque cultural le afectó al principio. Tuvo que practicar más su portugués y aprender sobre el lenguaje técnico y académico sobre arte, pintura, perspectiva, colores e historia.
Ahora es un reconocido artista local. Incluso ha viajado a Italia con sus proyectos. El encierro por la pandemia de la COVID-19 le ha permitido preparar otro material que espera presentar próximamente en línea o de forma presencial.
El artista tiene disponibles sus plataformas virtuales @the_fallen_arcangel en Instagram y Alberto Escobar (artist) en Facebook.