Felipe Guzmán Turcios tiene más de dos décadas de trabajar como lustrabotas en el centro de Santa Rosa de Lima, La Unión, una ciudad a la que por su movimiento comercial llegan personas de todos los municipios de la zona norte del departamento.
Pero el día que se abordó a Guzmán Turcios no fue tan productivo en su trabajo, pues por más de dos horas no le llegó ningún cliente en busca de sus servicios, aunque eso no le causa sorpresa a este hombre, que afirma, que poco a poco este oficio está siendo desplazado.
«La pobreza me llevó a hacer esto. Otro tipo de trabajo no lo puedo desempeñar porque de nacimiento soy inválido de un pie. Pero hoy este trabajo está mal, y ya no es como antes que bastantes personas tenían la costumbre de venir a buscar que les lustráramos [sic] los zapatos, ahora está complicado», expresó Guzmán.
El precio por lustrar los zapatos o las botas ha aumentado a $2, esto se debe a que también los materiales que usan estas personas han experimentado un incremento. Sin embargo, Guzmán asegura que él mantiene el precio de $1 para sus clientes frecuentes.
De acuerdo con los lustrabotas que se ubican en la ciudad limeña, la disminución de personas que buscan sus servicios se debe a que hoy en día la mayor cantidad de personas utiliza tenis, pero también lo asocian que por la pandemia el flujo de personas se ha reducido.
Este lustrabotas, originario del cantón El Limón en la ciudad limeña, desarrolla este trabajo para subsistir, pues no cuenta con familiares que dependan de él, comentó.