Desde 1966 el volcán de Izalco erupcionó por años, tanto que sus llamas se veían desde el océano, esto dio lugar a que se conociera con el sobrenombre de faro del Pacífico. En la búsqueda de establecer una analogía con nuestro volcán de Izalco es interesante analizar desde el punto de vista político el fenómeno del presidente Nayib Bukele, a quien algunos medios de comunicación internacionales llaman «el faro de Latinoamérica», debido a que sus políticas en materia de seguridad pública, turismo, educación, salud, etcétera, han venido, como decimos en buen salvadoreño, a dar en el clavo porque resuelven los grandes problemas de país.
Antes de la llegada al Ejecutivo en 2019, nuestro país era conocido a escala mundial como uno de los más peligrosos. Durante el Gobierno fallido del FMLN, 2015 fue el año más violento de una era, pues los pandilleros les arrebataron la vida a 6,656 salvadoreños, y en noviembre de ese año, solo durante ese mes asesinaron a 449 personas. En 2018 la tasa de homicidios fue de 53.31 por cada 100,000 habitantes y para 2019, cuando triunfó en las elecciones el presidente Bukele, se redujo a 38.18; cifras que espantaban.
De manera oportuna y contundente, el presidente electo comenzó a gestionar la forma de cómo solucionar esa problemática y le tocó nadar contracorriente, pues tanto ARENA como FMLN y una fracción del PCN se oponían férreamente a la política de seguridad del presidente Bukele, tanto que obstaculizaron la asignación de fondos para la seguridad en el denominado Plan Control Territorial, que era una declaratoria de guerra contra las pandillas. Estos aliados confesos, es decir, políticos relacionados principalmente con ARENA y el FMLN, realizaron pactos con los grupos criminales e hicieron un uso abusivo de los fondos públicos para dárselos a estos grupos al margen de la ley y prestaron polígonos de tiro para que estos «blanquearan» o afinaran la puntería para asesinar a personas honradas y trabajadoras. Esa es la realidad que a muchos les incomoda que les recuerden, pero es lo que hay, y es lo que en realidad ocurrió en nuestro país. Es por ello que ahora son partidos políticos al borde de la eliminación debido a que engañaron a nuestra gente.
Desde el punto de vista sociológico, 2019 representa el año en el que se concretiza en nuestro país una ruptura histórica, expresión que no tiene un significado de ruptura física, sino más bien de un cambio de estructura, al cambio de un Gobierno que representa la antítesis y que refleja una contraposición de ideas divergentes de como hasta ese momento se venía «administrando el Gobierno salvadoreño», y es cuando se inicia la cuarta revolución industrial, la que no solo conlleva elementos de tecnología de punta, es más bien el uso de diferentes estrategias para mejorar la calidad de vida de las personas, y entre ellos el componente de seguridad pública, que es vital para mejorar en su conjunto las condiciones de vida material y espiritual de la población.
El fenómeno Bukele se ha logrado conocer a escala mundial de modo tal que según estudios de CID Gallup a escala latinoamericana Nayib Bukele encabeza la lista de mandatarios con el 90 % de reconocimiento por la efectividad de sus políticas de Gobierno en favor de la población. Esta publicación fue realizada en mayo de 2023, luego en octubre del mismo año nuevamente Bukele encabeza la lista de mandatarios latinoamericanos con el 88 % de aprobación de su gestión gubernamental.
Sus políticas están siendo copiadas por países latinoamericanos como Ecuador, el presidente Daniel Noboa está implementando políticas de seguridad inspirado en la experiencia salvadoreña; de igual manera, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, busca el apoyo del Gobierno salvadoreño, y el presidente Bukele, en el marco del anuncio de su contundente victoria electoral, ofreció ayuda en ese tema al Gobierno argentino de Javier Milei.
El faro de Latinoamérica es ahora nuestro país El Salvador, representado en la persona del reelecto presidente Nayib Bukele, quien encontró la manera de erradicar lo que otros gobiernos lejos de erradicar, potenciaron con fines puramente electoreros.