Las enfermedades reumáticas son tratables, si hay un diagnóstico temprano. Se estima que existen alrededor de 100 tipos de artritis y enfermedades asociadas, siendo la artritis reumatoidea una de las más comunes. El dolor, la rigidez, la inflamación y la pérdida de energía pueden ser tan solo algunos de los signos que estén indicando una posible afectación por este padecimiento.
De acuerdo con datos retomados de la Asociación Salvadoreña de Reumatología, entre el 1 % y el 3 % de las mujeres pueden desarrollar artritis reumatoidea en algún momento.
La enfermedad comienza generalmente entre la cuarta y la sexta década de la vida, pero puede parecer en cualquier momento. Si bien es cierto que ellas son más proclives, los hombres no están exentos de padecerla.
La doctora Claudia Ayala, internista reumatóloga del Centro de Reumatología y Medicina Integral Alphaclinic, explica cómo actúa la enfermedad y las posibilidades de mejora disponibles.
¿Artritis y artritis reumatoidea son lo mismo?
Muchos pensamos que todas las artritis son lo mismo, y asociamos la artritis con deformidad. Pero la palabra artritis significa dolor e inflamación de una articulación; y la articulación, por ejemplo, son los gonces o las uniones de los deditos. Tener un dolor e inflamación ya es artritis, pero la diferencia es el tipo de artritis. La artritis reumatoidea (AR) es una artritis que está dentro de las enfermedades autoinmunes. Las enfermedades en donde el mismo cuerpo es el que se ataca él solo mandan las guías internacionales, podemos ofrecerle todo lo que le pueden ofrecer en Estados Unidos y en Europa porque nos basamos en las guías americanas y europeas de reumatología. Vamos parejo con el tratamiento y tenemos disponibles todos los medicamentos en el país.
¿Cuáles son las líneas a seguir en un tratamiento?
Lo primero, cuando llega un paciente, es mejorar la inflamación y el dolor. Al principio se utilizan dosis de esteroides, que no deberían ser dosis altas; y antiinflamatorios, pero solo para sacarlo de la crisis, pero no detiene la raíz de la enfermedad. Entonces, una persona que solo toma eso, se sigue reformando. Por ende, hay que iniciarle un medicamento Farme (fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad). Estos son un grupo de medicamentos que sí detienen de raíz la enfermedad, que paran el proceso autoinmune. Son inmunosupresores o inmunomoduladores. Lo que hacen es detener ese desorden del cuerpo para que no se siga atacando. Esos son los únicos que nos pueden ofrecer llevarnos a dormir la enfermedad. Eso se llama remisión, cuando la enfermedad está dormida sin inflamación, sin deformidad. Una enfermedad cuando está en remisión puede tener actividad leve moderada o severa. La meta del reumatólogo es que el paciente esté en remisión.
¿Todos los pacientes reciben un tratamiento tipo Farme?
Los pacientes pueden comenzar con un Farme pero dependiendo de la agresividad de cada enfermedad, porque cada cuerpo es diferente y puede necesitar combinación de dos o de tres. Si fallan con esto o vemos que la enfermedad es muy agresiva, se pasa a la siguiente línea de tratamiento que son los biotecnológicos, que son el «boom» de uso en Estados Unidosy Europa. Ya son medicamentos que van específicamente a una parte del sistema de defensa. Habla de un estado de remisión, pero ¿la AR tiene cura? El paciente tiene que estar consciente de que las enfermedades autoinmunes—como es propia del sistema de defensa— no se curan. Pero lo que uno puede ofrecerles es llevarlos a la remisión de la enfermedad, ya que es el único estado en el que garantizamos al paciente que no se va a seguir deformando.
¿Cuánto dura la remisión?
No podemos asegurarlo. Cuando entramos en remisión, si ya vemos que un paciente lleva por lo menos tres o seis meses en remisión, podemos empezar a intentar bajarle las dosis de medicamento o retirar le algunos. El mismo cuerpo nos va dando las señales. Sí hay pacientes que en algún momento de la vida se quedan solo en observación, son pocos, pero sí los hay sin Farme; aunque la mayoría se queda por lo menos con lo mínimo del tratamiento. Lo importante de todo esto es no dejar la vigilancia porque nosotros podemos detectar tanto en el examen físico como por laboratorio cuando la enfermedad se quiere volver a activar. Porque la enfermedad es cíclica. Puede pasar años incluso en remisión y de repente volver a activarse.
¿Hay alguna manera en la que se pueda prevenir?
Tanto como prevenir, no. Cuando hay indicios de que algo más está pasando en el sistema de defensa, entonces es que se busca la enfermedad y se clasifica. Solo los anticuerpos positivos no hacen diagnóstico. Si alguien sale positivo a los anticuerpos no quiere decir necesariamente que la va a desarrollar, puede que nunca la desarrolle. Desde su experiencia, ¿qué tanto afecta esta enfermedad en el país? Es alrededor del 1 % de la población. Si somos 7 millones, el 1 % realmente es un dato considerable y lo importante también es que son personas en edad productiva, que están trabajando. Entonces, tener una población con artritis trabajando quiere decir que son personas que se incapacitan, que no pueden seguir una vida normal productiva.
MITO O VERDAD
¿Es cierto que los cambios de temperatura influyen para desarrollar AR?
Verdad. Afectan porque los cambios drásticos de temperatura van a producir dolor cuando tenemos un proceso inflamatorio. Si una persona ya tiene predisposición a la artritis, se activará en algún momento de su vida, se moje o no se moje, planche o no planche. El cambio de temperatura no necesariamente desencadena la enfermedad.
¿La alimentación influye en su avance?
Falso. Hay que tomar en cuenta que solo hay una artritis que está relacionada directamente con
la comida: la artritis por ácido úrico, conocida como gota. No obstante, en la artritis reumatoidea hay estudios donde se ha comprobado que hay alimentos proinflamatorios. ¿Cuáles son? El exceso de carnes rojas y el exceso de lácteos. Entonces, el no tener una dieta tan rica en carne roja puede ayudar a que el proceso inflamatorio ceda con facilidad.
¿La AR siempre deforma?
No. La artritis no es sinónimo de deformidad, porque hay personas que piensan: tengo artritis reumatoidea, me voy a deformar y voy a vivir toda mi vida con dolor. Para aliviar el dolor se sugieren medicamentos, y no hay que abandonar el tratamiento ni los controles para evitar las crisis, evitando los casos graves, se puede evitar la deformación.
¿No voy a poder hacer ejercicio porque tengo artritis?
Falso. Los pacientes con AR deben tener una vida activa. En este tipo de artritis, el dolor mejora con el movimiento. Lo que se recomienda son ejercicios de bajo impacto articular.