La renuncia de Giorgio Jackson como ministro de Desarrollo Social el 11 de agosto representó una fuerte caída para la administración de Gabriel Boric, no solo por ser uno de sus asesores más cercanos, sino por dejar ir a un amigo y compañero de fórmula con el que impulsó una nueva izquierda en Chile, con la convicción de que podrían transformar el país.
«Giorgio Jackson es mucho más que un ministro: es íntimo de Boric desde que en 2012, junto con Camila Vallejo [ministra vocera de Gobierno], conformaron un trío joven de oposición que encabezaba las protestas en las universidades», resaltó el periodista colombiano Juan Carlos Iragorri en «Y esto no es todo», pódcast de noticias globales del Georgetown Americas Institute.
«La salida de Jackson simboliza tres signos importantes para Boric a nivel emocional, político y de debilidad. Fueron compañeros de rutas, luego tuvieron que tomar la decisión de si iban a gobernar Chile y quien asumió el desafío fue Boric, porque cumplía con los requisitos legales, nada nos dice que si Jackson hubiera nacido cuatro meses antes quizá él hubiese estado en la papeleta para ser presidente», compartió el periodista chileno José María Del Pino.
Jackson y Boric comparten una larga trayectoria antes de llegar a la presidencia. Juntos forjaron su carrera política cuando eran líderes estudiantiles en 2011. Desde allí saltaron al Congreso, ambos como diputados, y luego al Gobierno, cuando el 11 de marzo de 2022 Boric se convirtió en el mandatario más joven en asumir el Ejecutivo de Chile, a los 36 años.
Ya en el poder, Boric nombró a Jackson como secretario general de la presidencia. Bajo ese cargo tenía que facilitar y coordinar el desarrollo y cumplimiento de la agenda programática y legislativa del Gobierno entre marzo y septiembre de 2022; luego lo trasladó a la cartera de Desarrollo Social.
Pese a sus ideales por un Chile diferente, dejando de lado a la vieja política, actualmente el Gobierno de Boric sufre grandes grietas. Jackson, considerado también el artífice de la irrupción de la izquierda radical en el país, es acosado por un inminente juicio político que destapó una presunta corrupción en la entrega de fondos públicos a fundaciones privadas. La oposición de derecha fue la encargada de anunciar la presentación de un segundo juicio político en su contra, por su responsabilidad en el llamado caso Convenios, que estalló en junio y el cual dio a conocer la asignación directa de fondos estatales desde una secretaría regional del Ministerio de Vivienda por $530,000 a la fundación Democracia Viva, dirigida por Revolución Democrática, partido en el que Jackson es líder y fundador.
Revolución Democrática, además, es uno de los entes políticos que integra al Frente Amplio, conformado también por el Partido Comunes y el Partido Convergencia Social, en el que tanto Jackson como el mandatario de izquierda Boric fueron los fundadores.
«El caso Convenios se ha agravado. Hay más de 50 fundaciones investigadas», señaló Iragorri. «Jackson, que con 36 años es menor que Boric, se dio cuenta de las dimensiones del escándalo y habló con el presidente el viernes [11 de agosto] en el Palacio de la Moneda y poco después hizo una comparecencia pública», recordó la periodista política Paz Rodríguez Niell.
«He tomado la decisión de presentar mi renuncia de forma indeclinable, de forma presencial al presidente y a la ministra del Interior. Llegué a la convicción de reflexionar. Chile está cansado de vernos pelear y de que existan excusas para avanzar en la reforma de las pensiones», argumentó Jackson ante su renuncia.
El caso, al que luego han seguido otras denuncias, puso a prueba la promesa de Boric de gobernar con mayor probidad y transparencia un país que arrastra una profunda crisis de confianza en sus instituciones y dirigencia.
Sin embargo, el Partido Republicano, ante la dimisión, desistió de la acusación constitucional.