Un estudio de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer reveló que las tasas de mortalidad por esta enfermedad continúan en descenso y ahora hay más de 18 millones de sobrevivientes, una cifra récord que no se había alcanzado hasta el momento y que representa una disminución del 2,3 % en la tasa de mortalidad entre 2016 y 2019.
El avance en la investigación del cáncer, la mejora de las pruebas de detección y los nuevos tratamientos son algunos de los factores que han contribuido a este escenario tan optimista para la sociedad estadounidense.
A pesar de este progreso, la comunidad latina sigue teniendo una incidencia notable a consecuencia del cáncer, de acuerdo con datos facilitados por la Sociedad Estadounidense del Cáncer (SCA, por sus siglas en inglés) al que la Voz de América ha tenido acceso.
Mayor incidencia en latinos
La investigación, que utilizó datos de 2021, proyecta que 176.000 hispanos residentes en Estados Unidos serían diagnosticados con cáncer, con 46.000 muertes entre ellos. Los tipos más comunes de cáncer entre los hispanos en EEUU está el que afecta al pulmón, mama, colon y al hígado.
«Estamos viendo que la incidencia es mayor, pero lo que también se revela en estos estudios es que muchas veces el problema es que cuando se va al médico, las etapas del cáncer están un poco más avanzadas», explica durante una entrevista con la VOA Evelyn Rodríguez-Robles, directora de Divulgación y Prevención en el Centro de Cáncer MD Anderson de la Universidad Cooper en Nueva Jersey, además de portavoz de la ACS.
La falta de acceso a la sanidad
La razón principal por la que se justifica este escenario es que los latinos, por lo general, suelen trabajar en economías más inestables, por lo que el acceso a la sanidad, principalmente, se complica mucho más en comparación con otros segmentos de la sociedad.
Especialmente porque, en muchas ocasiones, no tienen posibilidad de pagarse un seguro privado y posponen la visita al médico al considerar que ese tipo de gasto no es algo prioritario.
De hecho, un informe realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley (UCB) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reflejaba que «la población latina de Estados Unidos está desproporcionadamente afectada por las barreras a la atención médica”.
«Su precaria situación socioeconómica en términos generales y su estatus migratorio, la sitúa entre las poblaciones más vulnerables», dijeron Valdemar Díaz Hinojosa y Xóchitl Castañeda, ambos de la Iniciativa de Salud de las Américas de la UCB, a través de una comunicación escrita remitida a la VOA.
Los indocumentados, más expuestos
Sobre eso, señalan que «las personas indocumentadas, en particular, están aún más expuestas, ya que tienen menor acceso a los servicios con las nacidas en Estados Unidos».
«A medida, que la población latina continúa creciendo, es crucial no solo actuar sobre estas barreras, sino también crear soluciones para asegurar el bienestar de las generaciones actuales y futuras de latinos en Estados Unidos», agregan sobre las políticas que se deben tomar al respecto para paliar esta situación.
Según datos facilitados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés), los latinos tienen la tasa más alta de no asegurados a nivel nacional. Se estima que casi el 29 % de la población hispana de entre 18 y 64 años no está asegurada, una cifra que contrasta con el 7,4 % de la población blanca no latina.
«Hay muchas barreras en la comunidad, incluyendo cosas tan simples como el transporte y el seguro, por las que muchos no pueden realizar chequeos médicos periódicamente», dice Rodríguez-Robles.
Mayor educación
En esa línea, la directiva de la Universidad Sanitaria Cooper alude también a «una falta de educación» como otro de los factores que contribuyen a la ausencia de chequeos rutinarios.
«Es muy importante que nos eduquemos apropiadamente, no únicamente con lo que vemos en muchos sitios web y que, a veces, no tiene base científica. Hay que educar a la población sobre lo necesario que es realizarse pruebas médicas para reducir las tasas de casos de cáncer en el país», recalcó.
La mujer, que trabaja en una comunidad muy pobre de Nueva Jersey, asegura que ve diariamente estas deficiencias en las minorías y que, en muchas ocasiones, «hay que agarrar de la mano a un amigo o a un familiar para que vaya a las citas médicas» porque «la vergüenza y la falta de educación previenen que la comunidad se haga esos exámenes».
Con todo, insiste en que hay que «propagar la importancia de los exámenes de detección, haciendo mamografías, el papanicolau, realizando exámenes de colon, próstata o pulmón».
«Si encontramos cambios tempranos en algunos casos y vemos que hay un cáncer allí, pues se podrá tratar lo más mínimamente invasivo y traumático posible», explica subrayando que, incluso, existen programas para personas con bajos recursos y sin papeles para que puedan realizarse pruebas rutinarias de este tipo en Estados Unidos.
Del 5 al 9 de diciembre, se celebra en Estados Unidos la Semana de Detección del Cáncer, un esfuerzo promovido por la Sociedad Estadounidense del Cáncer y otros organismos como Genentech, Stand Up to Cancer y Optum con el objetivo de concienciar a la población sobre esta problemática y «animar a las comunidades latinas a ponerse al día con las pruebas de detección de cáncer recomendadas».