«Aprendí a tejer cuando tenía 13 años, llevo 21 años haciéndolo, y ya como emprendimiento llevo cuatro años. Desde que estaba joven quería tener un negocio propio, algo hecho por mis manos. Siempre he visto el croché como un arte, uno que lastimosamente se ha ido perdiendo», relató Lorena Lizama.
Algo que aprendió desde pequeña se ha convertido en una forma de obtener ingresos para su familia en la medida que, según ella, ha perfeccionado la técnica de tejido con lana y ha utilizado otro tipo de materiales.
«Comencé a hacer zapatitos de bebés, y con los cuatro años que llevo tejiendo he ido haciendo nuevas técnicas. De las creaciones que he elaborado me he encargado de hacer mis patrones. La gente me manda una foto de referencia y yo les mando cómo yo lo hago, y si les parece, me lo encargan. Después de los zapatitos me empezaron a encargar gorros personalizados», agregó.
Una de las experiencias que más la han marcado en su faceta de emprendedora es la elaboración de gorros para personas con cáncer. «Eso me llamó mucho la atención y, como trabajo con material hipoalergénico, tuvo mucha aceptación. Me pidieron gorros para niños y adultos que urgían de tenerlos y que estaban en hospitales», dijo Lorena.
En la actualidad, se encarga de hacer bufandas, conjuntos para bebés, adornos y, últimamente, hasta mascarillas que ahora forman parte de las creaciones que ha confeccionado y para las cuales requiere de muchas horas de trabajo.
«He participado en ferias de emprendedores y vi que a las personas que hacen turismo siempre les gusta llevarse recuerdos; entonces comencé con los llaveros de diferentes formas. Ahora hago también sandalias, bolsas, carteras, pijamas y suéteres para mascotas, todo adaptado al croché. Yo tengo una frase: el croché no tiene límites. Gracias a Dios he logrado hacer todo lo que me han pedido», aseveró.
Sin embargo, este tipo de tejido es visto como un pasatiempo para personas de edad avanzada, una situación con la que Lizama se ha enfrentado ante algunos comentarios de amigos y clientes. «Esa es como una barrera mental que, en nuestro país, poco a poco se ha ido quitando, pero todavía hay personas que cuando hago las entregas personales me dicen que pensaban que soy una persona adulta mayor; pero es parte de ir cambiando ese pensamiento», señaló.
Afirmó que le satisface trabajar desde la casa en compañía de su familia, que la ha apoyado desde el inicio del emprendimiento, que pretende continuar por mucho tiempo a través de los encargos en su página de Instagram @creaciones_lorraine y en el 7509-5883