En su página web, el Comité Olímpico de El Salvador dice que tiene como visión «ser la organización que crea condiciones permanentes para colocar a nuestros atletas en posición de ganar medallas y superar en cada edición los resultados del equipo salvadoreño en los juegos del ciclo olímpico, inspirando a la sociedad a la búsqueda de la excelencia».
Por otra parte, su misión detalla: «Somos la organización deportiva que de manera exclusiva conforma y avala los equipos olímpicos salvadoreños. Brindamos recursos a nuestras federaciones miembros a través de programas para atletas, entrenadores y dirigentes hacia el logro de la excelencia deportiva a través de medallas en el Ciclo Olímpico y promovemos y protegemos el movimiento olímpico y sus valores como modelo para una sociedad pacífica».
El COES, fundado el 11 de febrero de 1925, «es la entidad deportiva que coordina las actividades olímpicas de El Salvador y pertenece al Movimiento Olímpico. Se encarga de regir la participación del país en los eventos del ciclo olímpico y diversas competiciones internacionales. Se rige bajo las normas y los principios de la Carta Olímpica del Comité Olímpico Internacional (COI)».
Todo esto se lee muy bonito, la verdad, pero a fuerza de ser sinceros, durante los últimos 14 años ha sido letra muerta. Y esta reflexión no debe ser solo mía, ya que cada uno de los dirigentes deportivos, atletas y población en general están invitados a hacer su propia consideración, reafirmando lo dicho, o bien, desmintiéndolo.
Desde que estoy involucrado en el deporte profesional salvadoreño, es decir, más o menos desde 2000, Indes y COES han librado una disputa sin sentido. No sé si es por protagonismo, desconocimiento o mala voluntad. Lo que sí sé es que ese divorcio no ha permitido a los atletas nacionales sentirse arropados por las dos instituciones que tienen que complementarse para poder beneficiarlos de manera integral, y en donde las mismas federaciones nacionales miembros del Comité Olímpico de El Salvador y sus dirigentes, en cierta manera, se vuelven cómplices de tan severo maltrato al deporte salvadoreño.
Cuando llegamos al Indes, una de las primeras acciones fue asistir precisamente a un evento organizado por el COES: el abanderamiento de la delegación que nos representaría en los Juegos Panamericanos de Lima. En ese evento se lograría, curiosamente, para nuestro país, el mejor resultado en la historia de esa justa, incluso cuando nuestro deporte peor la pasaba. El comité se agenció ese gran triunfo cuando los mismos atletas mencionaban que no recibieron apoyo en su carrera y mucho menos en la preparación hacia esos juegos, consulta que quedó en el aire, ya que prácticamente ningún medio de comunicación les hizo esa pregunta.
Nosotros buscamos acabar con el divorcio histórico con el COES. Ofrecimos nuestro apoyo, queríamos trabajar de la mano. Incluso luego de más de cinco años sin recibir recursos por parte de las administraciones anteriores, esta, mi gestión, les regresó el presupuesto, incluso con un aumento en el dinero que nunca utilizaron, aun con la casi nula ayuda que el COES le brindaba al deporte en general y a los atletas en particular.
Pero la luna de miel duró poco. Muy poco, la verdad. Quizás ni existió. Y el encanto se rompió porque comprobamos que en el COES no existe la planificación y defienden las ilegalidades. Nos pasó con taekwondo, con natación y con tenis de mesa. Y también con el fútbol. En estas federaciones hubo arbitrariedades e incluso ilegalidades que rayaban con el cometimiento de posibles delitos, y el COES salió públicamente a apoyarlas, a todas luces por llevarnos la contraria o, simplemente, para quedar bien con ellas y ganar sus votos para la próxima asamblea donde el actual comité ejecutivo se jugará su futuro.
Desde el Indes estamos enfocados en cambiar el rumbo del deporte salvadoreño, y considero que lo estamos logrando. Pero necesitamos que la institución que vela por el alto rendimiento haga su parte, que retome sus valores de excelencia, respeto, integridad y no discriminación para poder hacerles sentir a los atletas que están cubiertos por todos los flancos. El deporte salvadoreño necesita del COES.