El comercio electrónico en El Salvador inició en 1999, más o menos tres años después de que el país tuvo acceso a internet de manera comercial. Almacenes y emprendimientos surgieron con más o menos éxito, algunos lo mantuvieron otros dejaron el emprendimiento. Vemos que después de un poco más de 23 años, el «e-commerce» en El Salvador y Latinoamérica todavía no es uno de los principales canales en la economía, a pesar de sus bondades.
Pero ¿qué se necesita para un proyecto de comercio electrónico? Podríamos decir que se necesitan tres elementos principales: Primero, la tecnología, es decir, poseer una plataforma en internet que permita ejecutar las funciones de mostrar productos y poder comprarlos. Lo más común es una tienda virtual, es decir, un sitio donde el usuario pueda comprar por internet sin tener que interactuar de manera personal con el vendedor. La transformación digital ha sido un tema muy discutido, pero las soluciones de los proveedores de pasarelas de pago se volvieron más accesibles más o menos en 2019, ya que ya están disponibles pasarelas relacionadas con los bancos locales; y esto, al estar listo antes de la pandemia, propició la adopción de la tecnología de manera más rápida, una vez que las empresas requirieron este servicio de emergencia.
Segundo, la promoción en línea, que es el elemento de comercio electrónico que más se ha desarrollado. Muchas personas utilizan las redes sociales para promocionar sus productos y llevan a cabo de manera exitosa la venta de sus productos. Utilizan las herramientas de publicidad digital que están disponibles para prácticamente cualquier persona.
En tercer lugar, están los procedimientos internos y logísticos de las empresas. Me atrevería a asegurar que este es el punto que limita más a las empresas para desarrollar el comercio electrónico.
El comercio electrónico y la pandemia de la COVID 19
Con la cuarentena por la COVID-19, las empresas tuvieron que innovar y probar estrategias que antes no se habían atrevido a usar o no les interesaban emprender. Al no haber más remedio que usar canales electrónicos, muchas empresas comenzaron a desarrollar su canal de una forma emergente e improvisada, pero que al final de esta emergencia las obligó a dar el paso, que fue positivo para las empresas porque innovaron en sus procesos y abrió nuevas formas de vender.
Durante 2020, las empresas invirtieron en digitalizar sus ventas. En la cuarentena, según datos de Google, el tráfico aumentó entre el 50 % y el 70 %, por lo que se dio un «boom» en el comercio electrónico en lo más duro de la cuarentena; sin embargo, una vez que las medidas se comenzaron a relajar, el «e-commerce» siguió adelante, pero a ritmo más lento.
Una de las cosas que se aprecian en 2021 es el advenimiento de las aplicaciones de «delivery». Este rubro tenía pocos protagonistas cuando la pandemia apareció. Al ver la oportunidad de negocio, en 2020 se desarrollaron nuevas alternativas, y al final del año surgieron muchas más plataformas que aumentaron la oferta de mercado.
El comercio electrónico tiene ventajas en tiempo, desplazamiento y costos que las empresas pueden aprovechar, lo que falta es la motivación y el plan de ruta para innovar.