Tras una serie de ataques mortales, que han suscitado una viva emoción en el Reino Unido, el gobierno británico está siendo presionado para que tome medidas contra los propietarios y los criadores de perros de la raza ‘American bully XL’.
Estos canes de potentes mandíbulas, que pueden superar los sesenta kilos y tienen su origen en el cruce entre razas, se hicieron populares durante la pandemia del Covid-19, una época en la que se dispararon las adopciones de perros.
Pero estas últimas semanas, los ataques provocados por estos animales se han multiplicado, con al menos cinco incidentes, dos de ellos mortales, y alguno con niños de corta edad como víctimas.
«No toleraremos esto mucho más tiempo», había asegurado a mediados de septiembre la ministra de Medioambiente, Therese Coffey, tras la difusión de unas imágenes impresionantes del ataque a Ana Paun, una niña de once años, herida en un brazo y en un hombro en Birmingham (centro de Inglaterra).
Unos días más tarde, dos perros que parecían ser ‘American bully XL’, atacaron a un hombre cerca de una escuela en la localidad de Stonnall, (centro de Inglaterra), provocando su muerte.
Ante estos hechos, el primer ministro Rishi Sunak prometió medidas contra estos perros.
El gobierno prevé que los propietarios deberán registrarlos y ponerles un bozal en espacios públicos.
También deberá esterilizarlos para hacer desaparecer esta especie en el espacio de una década.
Algunas voces se han alzado para que el gobierno sea más severo y considere una eutanasia general de estos animales.