Lamentable, una disposición perversa, malévola, mediocre, para manipular los hechos y las realidades políticas con fines eminentemente comerciales o de interés meramente personales. Mentir, desvirtuar lo obvio, para satisfacer las menudencias subjetivas de un sector en un medio de comunicación. La oposición política, golpeada con firmeza y decisión por los proyectos y las realizaciones, en encuentros efímeros, amañados y forzados como desahogo a sus frustraciones, lo analizamos y comprobamos el endocrino malestar por sus debilidades en sus pronunciamientos, acusaciones y, en general, mentiras. Siempre la misma demagogia.
Hoy, hundidos en las desesperanzas por regresar, perdidos en el maremágnum de sus contradicciones y en el sopor de su reciente fracaso por estar vendidos (y barato) a los poderes de la ultraderecha, justamente quienes eran la ilusión del pueblo durante la terrible pasada guerra civil hoy respiran por la herida en esos encuentros entre ellos, desbordando necedad y miserias que solo les sirven para ahogarse más en sus delirios ante la realidad objetual que es esta nueva generación política y cívica, que ha reflexionado y analizado profundamente sobre su historia y exigió un drástico y definitivo cambio de gobierno y sistemas políticos desvencijados, negadores de cualquier visión de progreso para nuestra población y, por ende, del país.
Encuentros de mentiras y falsedades politiqueras dirigidas a desestabilizar, o mínimo a crear pánico en salud, seguridad, estabilidad económica; justamente en las áreas donde el nuevo Estado y nuevo país han realizado grandes avances reconocidos hasta internacionalmente, y que nuestro pueblo aprobó innegablemente en el reciente proceso electoral.
Se afincan estos sectores desahuciados en sus encuentros por denunciar, señalar, lo que ellos en más de 40 años ni siquiera intentaron resolver, ocupados en sus ambiciones y confirmación de estatus económico para sus huestes partidarias, sus servidores más cercanos; y el pueblo dio al traste con ellos finalmente, dándose una oportunidad con una nueva forma de gobernar al servicio de los intereses de nuestro país.
Por ejemplo, ves lamentablemente a un profesional de la medicina hablando de una supuesta migración masiva de especialistas, ausencia total de ortopedas, operaciones hechas por recién egresados y sin experiencia, y otras barbaridades en los hospitales más importantes del país. Semejantes declaraciones alarmistas, como falsas, desde su posición como médico y sindicalista, considerando que la venia de ser médico pasa por compromisos y juramentos sagrados en su profesión. Y lo más lamentable es que hacemos una visita a esos centros hospitalarios y comprobamos todo lo contrario: 60 % más de ingreso de profesionales en las nóminas, nuevas reconstrucciones, ampliaciones para albergar a pacientes, adquisición de nuevos equipos médicos de última generación, instrumentos, medicamentos para satisfacer las demandas de nuestra población dependiente de los servicios sociales. Y esto sin dejar de reconocer que estamos muy lejos aún de tener una excelente atención médica y contar con los suficientes servicios médicos para la población, porque apenas son cuatro años de gobierno frente a toda nuestra historia sin atender esa primera de nuestras necesidades, la salud. Y así es para todos los servicios a la población, jamás se atendieron con la premura y eficiencia que necesitábamos.
En casi todos mis artículos no dejo de mencionar las carencias que tenemos desde hace mucho tiempo: desempleo, falta de viviendas dignas, suficientes servicios de agua y electricidad a muchos lugares apartados, el desempleo, falta de escuelas… y sobre todo en las comunidades campesinas grandes carencias y muchos jóvenes sin posibilidades de coronar una carrera universitaria, sin estímulos para seguir estudios… Estas y muchas otras necesidades olvidadas por los gobernantes de turno en nuestra historia, pero nunca como hoy se están enfrentando, con escasez de recursos económicos porque a nadie en el pasado le importó un carajo el hambre y la desolación que ha vivido el pueblo.
¿Hoy se va a hacer el milagro? No, los milagros no existen, solo la lucha permanente de un gobierno por resolver esas tareas, y con el apoyo de todos para que se logren las metas que nos propongamos y participemos junto con el Gobierno en el emprendimiento y las realizaciones posibles para avanzar hacia un futuro mejor, siempre y cuando este Gobierno nos dé muestras claras y determinantes de empeñarse en nuestro desarrollo como país. Contemos con sus esfuerzos y unamos los nuestros, independientemente del color político y de los intereses partidistas. Que se desprendan actitudes fanáticas paralizantes.