«Por pedido del gobierno haitiano, el Departamento de Justicia, junto a sus socios en el gobierno estadounidenses, está asistiendo a la Policía Nacional de Haití en la investigación», dijo ese departamento en un comunicado.
«Altos funcionarios estadounidenses condujeron una primera evaluación en Haití. El departamento continuará apoyando al gobierno haitiano en su revisión de los hechos y las circunstancias que rodean este acto odioso », añadió.
Precisó que también investigará si alguna ley estadounidense fue violada.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exhortó el lunes a los haitianos a «unirse».
«Los líderes políticos deben unirse», dijo Biden a periodistas. «Estados Unidos está listo para continuar brindando asistencia y les informaré más a medida que avancemos».
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, había dicho poco antes que una delegación de funcionarios conformada por legisladores y miembros del sistema judicial de Estados Unidos que arribó a Haití el domingo observó la inestabilidad del país tras el asesinato del presidente Moise.
«Lo que quedó claro de su viaje es que hay una falta de claridad sobre el futuro liderazgo político», dijo Psaki, quien agregó que la solicitud de Haití de que se desplieguen tropas estadounidenses y proporcionen seguridad «todavía está bajo análisis».
Consultada sobre si la Casa Blanca había descartado el envío de tropas, respondió: «no».
La delegación, integrada por representantes del Departamento de Justicia, de Seguridad Nacional y de Estado, así como del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés), se reunió con altos funcionarios de Haití, dijo la portavoz del NSC, Emily Horne.
Dijo que los enviados «examinaron la seguridad de infraestructuras vitales» y se reunieron con los policías a cargo de la investigación sobre el asesinato de Moise, perpetrado la madrugada del miércoles en su residencia en Puerto Príncipe.
La delegación también se reunió con el primer ministro en funciones, Claude Joseph; el primer ministro designado por Moise antes de su muerte pero que no había asumido el cargo, Ariel Henry; y el presidente del Senado, Joseph Lambert, para «fomentar un diálogo abierto y constructivo, de cara a un acuerdo político que permita la celebración de elecciones libres y justas».
El asesinato de Moise ahondó más la grave crisis de este país de 11 millones de habitantes, cuyo liderazgo se disputan ahora Joseph, Henry y Lambert, a quien un grupo de senadores respaldan como presidente provisional.
Según las autoridades haitianas, un comando de 28 hombres, 26 de ellos colombianos y dos estadounidenses, mató al presidente en su casa, hiriendo también a su esposa.
Hasta ahora han sido detenidos 17 sospechosos y al menos tres, abatidos. Pero no se conoce públicamente ningún motivo y persisten las interrogantes sobre quién podría haber ordenado el asesinato.