También anda por ahí uno que cree que sin merecer el favor del pueblo sueña que un día, por arte de magia y una ley de atracción inventada por él, aparecerá como líder indiscutible y por aclamación popular lo llevarán en hombros directo a Capres. A este señor le vendría bien un buen análisis psicológico, por el momento nos divierte con sus ocurrencias, lo bueno es que es inofensivo. Los otros son una pareja dispareja, uno escuadronero y la otra rojita reciclada sin mayor trascendencia, hipócritas y sin sentido.
También vemos a otros desubicados sin preparación, que nunca presentaron una propuesta viable, que lo único que han hecho es defender a los terroristas y que todavía ocupan una curul, pero será la última; así como unos ignorantes que se pasan peleando ante un micrófono, que ni los debería mencionar por insignificantes. Tenemos también a otras ratas del mismo piñal, como los autoexiliados por corruptos y ladrones que dicen incoherencias todo el día, atontados por el licor y las drogas, porque saben que un día la justicia tocará a sus puertas. Así mismo, los pasquines que ya nadie lee ni voltea a ver. El equipo lo complementan algunos pastores, curas, ONG y las autoridades de una universidad que se repartían el erario y lo que captaban del exterior defendiendo a terroristas. Una mención especial por dañino hacia la población honrada desde hace tiempo es un oscuro personaje extranjero, que entre otras atrocidades es el de ser facilitador de pactos con terroristas. Sí, ese, el que se cree periodista, que en cualquier otro país del mundo estaría con sus compañeros en una prisión de máxima seguridad.
Pero los pensantes, los inteligentes, los analíticos, los preparados no dicen «esta boca es mía». La lógica no se los permite. ¿Por qué caer en incongruencias al oponerse a lo obvio? A los logros en seguridad producto del mejor plan nunca antes concebido que nos posiciona como el país más seguro de Latinoamérica, el incremento del turismo y un cada vez mayor interés en invertir en nuestro país, así como los incentivos para inversiones en tecnología, la modernización en los procesos, la acertada inversión en infraestructura productiva y el incremento del empleo formal, la cada vez mejor calificación de riesgo país por honrar nuestros compromisos y por la dinamización de la economía, la mejor y mayor inversión en salud y educación, así como en programas sociales y deportes, entre muchos otros logros.
Esta partida de ineptos y corruptos se ha ganado a pulso el repudio del pueblo honrado y trabajador, que somos la mayoría. Nosotros, los salvadoreños, somos inteligentes, el proceso hacia nuestra liberación ya comenzó, volver al pasado, nunca más.
Por el momento, los payasitos del 3 % que nos divierten seguirán con sus ocurrencias; no es justo, pero así es la vida. Lo triste para ellos es que pronto desaparecerán, solo hay que ver los números. Como dicen en mi pueblo, «esto es como pegarle a un bolo».