Cientos de fieles celebraron este viernes con música, tabaco y licor a San Simón, un santo popular en el oeste de Guatemala al que se encomiendan migrantes y hasta pandilleros, prostitutas y narcotraficantes.
Los devotos de San Simón hicieron largas filas para entrar al templo erigido en el municipio indígena San Andrés Iztapa, 55 km al oeste de Ciudad de Guatemala, para pedirle favores, trabajo y protección.
El culto en este poblado maya kaqchikel es resultado del sincretismo religioso entre costumbres cristianas e indígenas, pero no es reconocido por la Iglesia católica.
Cada 28 de octubre, los fieles conmemoran el día de San Simón o «Monchito», quien, sentado sobre una silla de madera rodeada de dinero, botellas de cerveza y licor, luce un rostro occidental inexpresivo con un espeso bigote, vestido con un traje oscuro y la cabeza cubierta con un sombrero negro.
En el lugar de peregrinación, al que también llegan centroamericanos y mexicanos, guías espirituales realizaron «limpias» o «purificación» con tabaco, flores y aguardiente, mientras la música suena con estridentes bocinas que se mezcla con canciones de mariachis, que ofrecen sus servicios a los fieles.
«Espiritualmente es trabajar con velas, limpias y los montes (son) para sacar todo espíritu malo», dice a la AFP la guía Mirna Rendón.
«El guaro (aguardiente) y la cerveza se tira (rocía en el cuerpo) para limpiar a las personas que vienen enfermas», agrega esta seguidora ataviada con traje típico y sombrero, quien comenzó a adorar al santo desde hace 53 años cuando tenía 12 años de edad.
«Todo el homenaje que le hacemos al hermanito San Simón, como el dinero y las flores es para darle agradecimiento. Vienen muchos que trabajan en la prostitución» afirma.
Recordó que se le llama San Simón porque era «un varón de aquí que era curandero, curandero en el sentido que daba agua a los niños y adultos para curarlos».
Ella se considera una bendecida por un milagro pues tuvo una enfermedad en la rodilla que ameritaba una operación, pero el santo intercedió y ahora «gracias al hermano San Simón estoy caminado».
Los devotos afirman que el santo no discrimina y cumple, ya sea para «lo bueno y lo malo», por lo que frente a su altar suelen pasar migrantes que emprenderán el peligroso viaje sin documentos a Estados Unidos, así como pandilleros y narcotraficantes.
Los puros de tabaco, el aguardiente y candelas de colores se utilizan «para sacar toda enfermedad, toda brujería y hechicería», puntualizó.