Una fila de feligreses y extranjeros se abre paso para acomodar sus zapatos y colocarse una mantilla sobre la cabeza en señal de respeto para ingresar al templo Gurdwara Bangla Sahib, uno de los cinco principales templos de la doctrina del Sijismo, una de las religiones más jóvenes de India que mezcla el hinduismo y el islam.
Los sijs creen en un Dios único, el Creador, y en la igualdad de toda la humanidad. Llevan principalemente una vida familiar y siguen un triple lema que les conecta con Dios en la cotidianidad: «Naam Japo: orar y recordar a Dios. Kirat Karo: gánate la vida honestamente». Sus hombres son bastante reconocidos por utilizar sus cabellos largos y barba, al igual que por sus turbantes.
Antes de subir las escalinatas que conducen al templo se encuentran unos lavados y piletas para enjuagarse los pies y, posterior a ello, una impresionante estructura de mármol con finos decorados se extiende hasta culminar en cúpulas doradas que marcan la majestuosidad del santuario.
El Gurdwara Bangla Sahib fue originalmente un palacio utilizado por el rash Jai Singh, un gobernante de la India del siglo XVII. El octavo gurú sij, Guru Har Krishan, residió en ella durante su estancia en Delhi en el año 1664, quien ayudó a la comunidad al proveer de agua fresca que tenía en sus pozos y estanques durante una epidemia de cólera.
Desde entonces sus aguas son consideradas curativas, por lo que los feligreses al concluir su servicio bajan a beber y lavar sus rostros con el agua de la piscina.
El lugar es muy característico por repartir alimentos gratuitos a sus visitantes y hambrientos en la ciudad tal como estableció Guru Nanak, el primer gurú del sijismo. Regido bajo la modalidad de donativos y servicio a los demás, decenas de fieles ofrecen voluntariamente sus servicios como cocineros, lavanderos y repartidores de alimentos. Diariamente se sirven 100 mil platos.