El sonido constante de los cláxones no deja de vibrar en toda avenida y calle de la capital india. El constante tráfico es peleado entre automóviles y «autorickshaws» —o, como los llamaríamos en esta parte del mundo, mototaxis— caracterizados principalmente por los colores verde, blanco y naranja, que reflejan la bandera de India.
En medio de esa constante contaminación auditiva, una parada que es infaltable es la Antigua Delhi, o, como es llamada por todos, Old Delhi, la cual se encuentra a unos cuantos minutos al sur de Nueva Delhi. La Antigua Delhi fue la capital de India desde que el emperador mogol Shah Jahan decidió trasladarla desde Agra en 1648.
Con la llegada de los británicos en 1857 sería trasladada la capital a Calcuta, y en 1911 se retornó a Delhi, pero bajo un estilo de construcción planificado con amplias calles y avenidas frondosas en árboles, las cuales darían paso a la modernidad de India en el siglo XX con la Nueva Delhi.
Como salvadoreños, lo más cercano a imaginarnos el Old Delhi es remontarnos a cuando reinaba el caos entre las ventas de todo tipo y al por mayor, las calles sucias, el tráfico y el ruido en el Centro Histórico de San Salvador, con la gran diferencia de que en Old Delhi ese caos se multiplica por 10. No obstante, en medio de esas avenidas y edificios hay orden.












Fotografías de la 6 a la 11. Agrupados en diversos sectores se pueden encontrar bazares (6-7), tiendas de especias, textiles (8), comida callejera (9) y lugares comerciales con su característica arquitectura islámica, donde, en medio de sus callejones, siempre se puede encontrar algo único mezclado con las postales más pintorescas (10-11).