Cuando todos los elementos se alinean para que se dé un resultado, aunque te apartes te cae y si no, te toca, aunque te pongas. En este momento, en El Salvador todos los planetas, todas las fuerzas cósmicas, todo el karma, todas las predicciones y todas las profecías se unieron para llevar a cabo un proceso de transformación general en todos los ámbitos, espirituales y materiales. Por eso las fuerzas oscuras no se explican qué pasó. Los poderes fácticos que creían que tenían todo controlado huyen en desbandada ante la fuerza de un pueblo guiado por su líder, y se preguntan de nuevo qué está ocurriendo y cómo pudo pasar. Señores, no busquen explicaciones terrenales, no se quiebren la cabeza pensando qué está ocurriendo, cómo perdieron el poder y el control o quién movió su queso.
Cuando un pueblo se tiene que liberar de un yugo opresor al que lo tuvieron sometido por 200 años, todo se da, la energía que se ha creado es imparable. Después de un oscurantismo en todos los ámbitos surgen fuerzas positivas capaces de emular a David contra Goliat. Todavía hay un minúsculo grupo que, por ignorancia, por orgullo, por simple imitación de los que sí perdieron, siguen ahí, confundidos. Los que sí perdieron eran los destinatarios de esos fatídicos maletines negros, los de los sobresueldos, los de la corrupción desmedida, los que habían construido 54 casas con dinero del pueblo, los que viajaban a costa de no tener medicinas en los hospitales ni libros en las escuelas, los que se llevaron los millones del ISSS, de ANDA, del Chaparral, de todas las partidas secretas desde el primer gobernante de ARENA, sí, al que lo relacionan con el asesinato de los jesuitas, pasando por otros tres que privatizaron los bancos y las pensiones y tomaron dineros del pueblo.
Dentro de esta mafia, un personaje es especial por lo malévolo, al dolarizar sin mayores consultas, el de los saquitos que iban a los destinatarios, el que envió el dinero de los afectados de los terremotos a las arcas de su partido. Los que siguen confundidos siguen siendo los últimos gobernantes de ese partido, que se preguntan: «¿Cómo vine a dar acá?».
Los del cambio siguen en la lista de perdedores, sí, perdedores, ya que en su alma llevarán la tristeza de haber dejado morir de hambre a un pueblo al que traicionaron, como traicionaron a los que creyeron en ellos, como los que dejaron el pellejo en Guazapa o en Perquín.
Cuando se pusieron su primer trajecito Armani traído de México, después del pacto de corruptos, se perdieron, se desubicaron, de la montaña al Salón Azul, de chaparro a una cinta azul con dos hielitos, de Delta en la montaña a los habanos. Hipócritas, que hoy se rasgan las vestiduras, que cuando pudieron volvieron a ver a otro lado, dejando solo al pueblo, pactando con el terror. El profesor, que se dormía, se perdió entre todos los vividores que lo rodeaban y que todavía andan ahí hablando tonteras, que en las crisis salía para Cuba, al que también le gustó tener chofer, guardaespaldas y camionetas de lujo. ¿Y el pueblo? Y del último corrupto ni hablar, por su doble traición. Está en el top rankeando a la par de lo peor de ARENA. Todo lo que se pudo haber hecho con esos miles de millones de dólares que se robaron.
Los otros perdedores como «El Diario de Hoy», «La Prensa Gráfica», «El Faro» y similares que son unos esqueletos que no se pueden mantener en pie, Fusades y el empleo del conocimiento para cubrir a los opresores del pueblo, pobre papel el de la UCA, de Funde, y de otros que se me escapan por el momento.
Por esto y por otras acciones malévolas es que no pueden encontrar una explicación. Somos la mayoría que sí entiende qué está pasando, estamos líderes y somos pueblo en una alta frecuencia de energía positiva. Vean las encuestas, llegó el momento del pueblo. El 97 % de salvadoreños somos honestos, trabajadores, somos buenos vecinos, buenos hermanos.
A toda la comunidad internacional: vengan a visitarnos y a darse cuenta de primera mano de nuestra realidad, gracias a países amigos como la República Popular China por las obras que recién comienzan, por todo el apoyo que nos puedan otorgar, gracias, muchas gracias, así un agradecimiento especial a México y a su excelentísimo presidente, a Corea del Sur, a todos los empresarios que han creído en el proyecto, a países alejados como Turquía, algunos de Europa, a Japón por su apoyo incondicional y algunos que se me escapan, pero que sin entrometerse en nuestros asuntos nos apoyan. Saludos a nuestros hermanos centroamericanos. Unámonos.
Bienvenidos los empresarios que vienen a invertir, a los turistas y deportistas que nos visitan y ven progresar a un país, que de ser uno de los más violentos pasamos a ser el más seguro de América Latina. Todas las obras en infraestructura para el desarrollo que se están edificando nos dicen que vamos por el camino correcto. Seguiremos adelante con nuestra valiente Asamblea Legislativa, con la mayoría que el pueblo le otorgó, con discernimiento a los buenos jueces y magistrados. No podemos retroceder.
Compatriotas, hoy es cuando, no podemos dejar pasar esta oportunidad, sigamos unidos siempre adelante, con mucha determinación; habrá dificultades, días nublados, pero de eso se trata, desde nuestra trinchera, en nuestro puesto en la fábrica, en la pequeña empresa, en los mercados, sindicatos, oficinas, universidades, escuelas, todos los buenos salvadoreños sigamos como hasta ahora, unidos, somos la mayoría, los buenos somos más.
A nuestros hermanos en el exterior, gracias por su apoyo. Ustedes son parte importante en este proceso, deben tener voz y voto, ustedes contribuyen significativamente en esta evolución social, económica y espiritual.
Excelentísimo Sr. presidente Nayib Bukele y distinguida primera dama Gabriela de Bukele: tienen la protección de Dios nuestro padre y el apoyo de la mayoría, nunca estarán solos; los salvadoreños de buen corazón, que somos la mayoría, estamos con ustedes, sigan adelante. Sabemos que es una tarea dura, muchas veces injusta, desigual, incomprensible, pero en su corazón y en el de todos los buenos salvadoreños sabemos que esta es la verdad. Estamos juntos en esta cruzada, seguiremos adelante unidos como hermanos.
¡Hoy es cuando!