El Gobierno del demócrata Joe Biden ha mantenido y reforzado adrede una política migratoria heredada por el expresidente republicano Donald Trump, con la que los migrantes son expulsados de forma exprés poniendo como razón la pandemia de la COVID19. A mediados de septiembre, miles de haitianos colmaron la frontera sur estadounidense en busca de protección.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) coordinó rápidamente —el mismo fin de semana— decenas de vuelos de deportación para despejar la franja fronteriza de Texas, bajo el argumento de que no tenía la capacidad de atender a tantos migrantes.
Pero «de alguna manera» el DHS gastó $15 millones en deportar a 8,000 haitianos, en su mayoría mujeres y niños. Se coordinaron en cuestión de días un total de 76 vuelos, de acuerdo con lo reflejado en un informe de la organización Human Rights First. Durante el año fiscal 2021, más de un millón de migrantes de diferentes nacionalidades fueron expulsados bajo el Título 42.
Para esto, la administración se escudó en la política de salud pública que se usa para determinar quiénes pueden cruzar la frontera y quiénes son deportados sin el debido proceso, sin una cita ante un juez de inmigración y de forma exprés. «Violar las leyes internacionales de refugiados para rechazar a personas en peligro es un cálculo erróneo. Es el guión de Trump y socava la credibilidad de Biden», escribió Eleanor Acer, directora de Protección de Refugiados de Human Rights First.
«Los haitianos están siendo deportados a un país que ha sido clasificado por el Departamento de Estado como nivel 4 de “No viajar” —el nivel de amenaza más alto y el mismo nivel aplicado a zonas de guerra como Afganistán, Irak y Siria—. Como parte de una larga historia de maltrato y discriminación de Estados Unidos para los refugiados haitianos, estas recientes expulsiones han desencadenado una ola de deportaciones ilegales de haitianos a través de América», reflexiona.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que Estados Unidos continuaría deportando a los migrantes bajo el Título 42, pero tratándolos con «dignidad y respeto».
«La administración [de Estados Unidos] está al tanto del peligro extremo que les espera a los haitianos que está deportando», acota la entidad de derechos humanos. El DHS dijo que continuaría defendiendo la frontera.
Organizaciones internacionales y las voces más fuertes del mismo Partido Demócrata condenaron el trato que Estados Unidos propinó a los refugiados del Caribe, al expulsarlos a un país donde reinan las pandillas, los secues tros y las violaciones. Además, la nación más pobre de América todavía no se recupera de una serie de desastres naturales. En adición, la crisis política provocada por el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio, ha complicado más el panorama.
EE. UU. ha dado su apoyo al Dr. Ariel Henry, primer ministro de facto, como el líder interino y —como lo denunció el ex enviado especial estadounidense Daniel Foote antes de renunciar por su rechazo al maltrato a los haitianos— «ha continuado con este acuerdo político por sobre otro que sí tiene el apoyo de la sociedad civil». Henry llegó al poder luego del asesinato de Moïse. Foote también denunció que Estados Unidos no hizo otra cosa en Haití más que defender sus propios intereses.
Los haitianos habían estado exentos de estas deportaciones desde febrero de 2021. Un reporte de CBS dejó en evidencia que varios consejeros de la administración de Biden aprobaron la deportación masiva de los haitianos bajo el argumento de que esta respuesta radical sería también una forma de desmotivar a otros migrantes de emprender el difícil viaje de forma irregular a Estados Unidos.
Historias
UNA FAMILIA EN CELDAS FRÍAS
En septiembre de 2021, Estados Unidos deportó a Haití a una familia que buscaba asilo, luego de mantenerla por días dentro de una de las celdas frías que manejan los oficiales de Estados Unidos en la frontera en el sector Del Río. Human Rights First documenta que la familia vive en «terror» en Haití.
DEPORTACIONES RÁPIDAS Y ERRÓNEAS
«Les dije que yo no era haitiano y no me escucharon», dijo Belone Mpembele, migrante de Angola (África), al llegar a Haití con un grupo deportado de Estados Unidos. Al menos 30 niños brasileños y 182 chilenos con sus padres fueron expulsados también a Haití por las deportaciones rápidas que Estados Unidos dirigió en septiembre.
EXPULSADOS A UN PAÍS DESCONOCIDO
Una madre haitiana rogaba a los agentes de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos que le quitaran las esposas durante su vuelo de deportación para poder consolar a su hija. Otra familia que nunca había vivido en Haití fue deportada y está desesperada por volver a escapar debido al nivel de violencia que nunca habían visto. Muchos de los haitianos deportados en septiembre habían vivido en Chile la mayor parte de su vida.