Las acciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, desgastaron por completo la confianza de la comunidad inmigrante en su administración el martes por la noche, cuando el demócrata dijo que está cansado de «callar» y desafió a los senadores a cambiar las reglas de más de un siglo en el Senado para aprobar sus reformas sobre el derecho al voto de las minorías. Los inmigrantes reclaman que Biden nunca plantó cara de la misma manera para el proyecto de la reforma migratoria, estancado por meses.
El director del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), Abel Núñez, reaccionó de manera contundente al decir que los inmigrantes siempre han sido «huérfanos» por no tener a un «campeón dispuesto a jugarse su carrera política por un voto y a enfrentarse al ácido en una pelea política».
Y aunque el presidente busque aprobar los proyectos ley de la libertad del voto y la ley de promoción de los derechos electorales John Lewis que eliminan el tradicional mecanismo del filibusterismo en el Senado —nacido para que existiera un balance con la minoría política, pero que solo se ha utilizado para bloquear las iniciativas del partido contrario— el verdadero problema no han sido los republicanos, sino los mismos demócratas que no han permitido el avance de la reforma migratoria ni de otros grandes proyectos de Biden, acusó Núñez.
Todo le juega en contra a Biden. Solo para descartar el filibusterismo en la Cámara Alta se requieren 51 votos, un primer paso que parece nuevamente imposible de ascender cuando los senadores demócratas de Virginia, Joe Manchin, y la senadora de Arizona, Kyrsten Sinema, ya negaron su respaldo para suprimir esta maniobra. Lo que indica que Biden solo tendría el apoyo con 48 votos en un ya dividido Senado de 50-50.
Núñez manifestó que quitar el filibusterismo es un «arma de doble filo» y un movimiento muy arriesgado de Biden, que no lo llevará «a nada», más cuando se aproximan las elecciones de medio término en las que los votantes elegirán 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio (35 de los 100) de los miembros del Senado, en noviembre de 2022.
«No tiene a los demócratas en línea, con uno que se salga del “huacal” entorpece la legislación […]. Aunque esté proponiendo eso, no resolverá el hecho de que tiene una minoría finita que le complicaría pasar votos», analizó.
Los esfuerzos del exvicepresidente parecen ser en vano al querer mover las piezas del ajedrez con un Partido Demócrata al que no ha podido unificar. El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, también criticó a Biden por la decisión de cambiar las reglas y lo señaló de invocar el «odio racial».
Núñez aseguró que, por el contrario, quienes más se beneficiarían del cambio parlamentario sería el Partido Republicano, ya que existe la posibilidad de que ganen más escaños en la Cámara de Representantes y el Senado. Una encuesta de la Universidad de Quinnipiac publicada el miércoles refleja que solo un tercio de los estadounidenses aprueba el trabajo del presidente Biden. Los resultados coinciden con el descontento de la población inmigrante, que se siente utilizada «solo para las campañas electorales».
«Como no pudo hacer eso con la reforma migratoria, por qué hasta hoy él [Biden] habló de que está cansado de quedarse callado, pero él es el presidente, por qué se tiene que quedar callado, ni al caso su comentario», dijo la salvadoreña con Estatus de Protección Temporal (TPS, siglas en inglés) Verónica Lagunas, también cofundadora del Centro Ya Basta en Los Ángeles y del sindicato de conserjes en la Unión Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) al sentirse frustrada de que el presidente «para algunas cosas sí se puede pronunciar».
«Solo ve las injusticias y las deja pasar, ahí queda. La reforma migratoria la prometió en campaña. No fue algo que nosotros nos inventamos, fue algo que él dijo y por eso mucha gente votó a su favor, pero está perdiendo puntos porque no ha cumplido sus promesas», opinó.
Lagunas comentó que la comunidad latina está indignada y ya no cree en los demócratas. «No estamos con ninguno, al final del día los dos partidos nos utilizan».
Consideró que si logran aprobar los proyectos para el voto, en lugar de ayudar al partido, «mucha gente que va a ejercer el sufragio va a pensar mejor su voto».
La organizadora y coordinadora de los beneficiarios del TPS en el Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), Évelyn Hernández, aseguró que el Partido Demócrata no tomó en serio las promesas de campaña.
«La comunidad inmigrante recibió una cachetada con guante blanco ya que por décadas ha vivido en Estados Unidos esperando un alivio migratorio», reaccionó la defensora. «Hemos sido un objeto de juego para ellos [Partido Demócrata]. No ven la realidad de nuestra comunidad», aseveró.