Golpes, palabras misóginas, denigrantes, soeces, infidelidades y hasta amenazas fueron las agresiones que una joven salvadoreña vivió durante su relación con «Xavier Laínez», sujeto a quien denunció a través de un extenso hilo en Twitter.
La víctima narró todo su proceso de maltratos a través de la red social con el objetivo de que muchas mujeres que estén pasando por situaciones similares denuncien y no se queden calladas ante este tipo de violencia.
«Con miedo aún pero ahora sabiendo que no estoy sola. Abro hilo de mi experiencia con mi ex, para que ninguna mujer tenga que pasar otra vez, callada y con miedo, por violencia de género en una relación sentimental», escribió Paola, la víctima en Twitter.
La agredida cuenta que la relación indicó a finales de febrero de 2020, la cual comenzó con prohibiciones y temas vetados. Detalla que la primera discusión se originó en una plática sobre mujeres que suben fotos en trajes de baño en sus redes sociales, en esa ocasión ella le mostró en su archivo una fotografía con ese tipo de ropa, a lo cual el agresor reaccionó con violencia.
«Recuerdo que esta fue la primera vez que se dirigió a mí con malas expresiones porque le mostré mi archivo de Instagram donde tenía una foto en traje de baño, luego también, comenzó a criticar mi cuerpo para hacerme sentir culpable de haber subido algo así en su momento», detalla.
La víctima narra que las agresiones y maltratos verbales se agravaban poco a poco, hasta el punto en que ese tipo de violencia se convirtió en un hábito y ella no fue capaz de cortar la relación porque Xavier después de sus arranques de ira siempre le prometía que cambiaría y le pedía que confiara en su palabra.
«Siempre, yo tenía que terminar disculpándome por su manipulación que iba a dejarme porque sabía que yo a pesar de todo lo amaba y hacía cualquier cosa por él, no me da pena mostrar cómo era con él mientras estaba siendo violentada, sé qué hay muchas mujeres siendo así ahorita», agrega.
La relación prosiguió, el maltrato verbal, psicológico y la denigración era de todos los días. La victima adjuntó una nota de voz donde el agresor la trataba con palabras soeces y denigrantes para justificar que ella «era la culpable porque lo hacía enojar».
«Él siempre me recriminó porque yo había tenido novio antes de él y me decía “puta” “pisada” “perra mal nacida” por su mismo machismo de que su novia ya había iniciado su vida sexual antes de estar con él, yo hasta soy mayor que él, irónico jaja», relata.
CONTROL TOTA DE TODAS SUS ACTIVIDADES
La víctima agrega que otra violencia que Laínez ejerció sobre ella era controlarla por medio de la ubicación a los lugares donde se movía, le pedía detalle de las personas con que se reunía. Manifiesta que tenía que mandar la ubicación siempre y si no contestaba por más de 10 minutos la amenazaba que iba a llegar a buscarla y hacerle daño para que aprendiera que era «respetar a un hombre”, si salía tenía que ser con ubicación, sólo con mis papás u reportándome cada 10 minutos».
Cuenta Paola que una vez estaba en su casa y se quedó dormida. Al no recibir respuesta a sus llamadas y mensajes, el agresor la amenazó que iba a mandar a vigilarla porque no estaba en su casa. El hombre también le prohibió el contacto con sus amigas, en sus platicas no se trataba el tema porque el agresor la amenazaba que iba a dañarlas.
«Él sabía cómo infundirme miedo y que yo hiciera todo lo que él quería, a base de gritos, amenazas y malos tratos, sabía que yo le tenía miedo enojado. Estos audios pueden ser fuertes para las personas que me aprecian y saben que yo vivía con miedo con él».
GOLPES, JALONEOS Y APRETONES
Conforme la violencia aumentaba vinieron los golpes, jaloneos y apretones cuando el agresor no podía contener su enojo, «Adentrándome en otro tema un poco más duro, yo fui violentada físicamente por él en repetidas ocasiones a base de jaloneos, apretones, movimientos bruscos e incluso golpes cuando estábamos juntos y no podía controlar su enojo, me abstengo de colocar más fotos de los golpes».
La víctima no pudo con tanto maltrato y buscó ayuda psicológica y de su círculo de amigas debido a que los golpes, gritos y los maltratos psicológicos se agravaban, «logré decir ya no, ya no puedo más, hasta aquí, cosa que las personas cercanas a mí saben que ha sido una de las cosas que más me ha costado decidir y llevar a cabo, pero al fin llegó ese día, lo bloqueé de WhatsApp y comenzó a amenazarme con difundir material», video que le tomó sin su consentimiento.
El tiempo transcurrió y como la decisión de la víctima fue firme, el agresor la buscó por varias vías para pedirle disculpas y que borre toda evidencia del proceso de maltrato del que fue víctima.
«Él me admitió que nunca antes había maltratado a una mujer física, verbal y psicológicamente como lo hizo a mí y que jamás iba a volver a hacerlo, me dijo que nunca había tocado a una mujer antes y que conmigo no sabía que le había pasado, pero hasta el final, buscó escudarse», concluye.