A las 4 de la mañana, inicia el día para Andrea Laínez y Paola Pacheco, dos jóvenes que desarrollan su entrenamiento para certificarse como bomberas y brindar sus servicios a la población salvadoreña. Ellas han ingresado a la institución con otras 47 mujeres luego del proceso de selección, como parte de la iniciativa de inclusión que busca destacar la participación de las mujeres.
Todos los días desarrollan un trote desde las 6 de la mañana, clases y entrenamiento físico hasta las 5:30 de la tarde. Para las dos jóvenes es un sueño hecho realidad pertenecer al Cuerpo de Bomberos, ya que ambas tienen una profunda vocación por servir y ayudar a los demás.
Paola Pacheco tiene 18 años y forma parte del cuerpo de socorro de Cruz Verde de Lourdes desde hace dos años, cuando solo tenía 16 y estudiaba bachillerato. Ahí ha apoyado con tareas para trasladar personas que han sufrido accidentes de tránsito o que presentan problemas de salud y necesitan atención en un centro médico. Esa fue su primera experiencia con las tareas de rescate y los primeros auxilios. «Se siente tan satisfactorio llevar con vida a esa persona que estaba sufriendo al hospital. Esa ha sido mi mayor satisfacción, cuando me di cuenta de eso, me propuse que iba a hacer esto porque me gusta», narró.
Actualmente, estudia psicología en la Universidad de El Salvador y espera combinar sus estudios universitarios con la profesión de bombera, ya que aspira a estudiar una maestría en emergencias, con la cual podría ayudar a las personas que presentan traumas a causa de accidentes o contextos de emergencias. Con esto espera unir la profesión de rescate con la psicología.
Para llevar su tiempo en la universidad ha reducido la cantidad de materias. Asimismo, su familia la apoya y la anima a seguir adelante, especialmente su hermano, que también es bombero desde los 18 años. Su experiencia fue una de las principales motivaciones para la joven, ya que él le ha narrado sobre los rescates que ha hecho.
Por su parte, Andrea Laínez tiene 22 años y estudia los últimos ciclos de la Licenciatura en Comunicaciones. Ella participó en la academia infantil de bomberos cuando tenía seis años y esa experiencia fue su principal motivación para ser bombera. También influyó que su papá ha sido bombero, lo que le ha permitido conocer de primera mano las actividades de la profesión. «Él me contaba sobre todo el equipo que usaban y las emergencias que atendían. Yo pensaba que también quería hacer eso. Nunca me imaginé que realmente iba a formar parte de los bomberos», comentó Andrea.
Ella se capacita en los temas relacionados con la atención de emergencias, pues considera que puede integrar estos saberes con su profesión de comunicadora. «Me motiva ayudar y capacitarme más para atender emergencias. Esto no se trata de uno, es sobre las vidas de los demás, y si no estoy bien capacitada, no seré capaz de ayudar a los demás y mucho menos de atender algo grande», destacó la joven.
Las jóvenes han tenido motivaciones diferentes, pero tienen un punto en común y es que desean demostrar que se pueden desempeñar como bomberas. Consideran que por ser mujeres han enfrentado retos, ya que tradicionalmente esta ha sido una profesión que desempeñan los hombres.
Entre las compañeras se apoyan para que todas puedan concluir su formación. «Ha sido un reto porque se considera que las mujeres son débiles, pero nosotras queremos demostrar lo contrario. Un día estuvimos en un circuito y participamos en todo. Motivo a las niñas para que no se dejen llevar por comentarios que les dicen que no pueden, porque sí se puede», comentó Pacheco.
De igual forma, consideran que están marcando la pauta para que a futuro más niñas con vocación se capaciten para ser bomberas, ya que se crean espacios inclusivos para hombres y mujeres.
«Se están rompiendo esquemas, porque se está demostrando que las niñas son bastante inteligentes y capaces. Tienen mucha creatividad para desarrollar estrategias y se rompe el fetiche que considera que las mujeres no pueden crear cosas nuevas. Lo que sucede es que nunca hubo tanta inclusión, ahora que hay muchas niñas, se siente la seguridad de que todas lo estamos logrando. Me motiva ver a mamás o a chicas más jóvenes logrando esto», comentó Laínez.
Paola y Andrea durante su entrenamiento sobre el control del fuego. Fotos de Diego García.