La justicia española negó este lunes la petición del gobierno catalán para reinstaurar el toque de queda en Barcelona y decenas de localidades más que dejó de regir el viernes al considerarlo «todavía más innecesario y desproporcionado» ante la mejora de las cifras epidemiológicas.
«El control de las interacciones sociales no es una medida que deba ser autorizada por Juzgados y Tribunales», argumentó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en la decisión que refrenda la que tomó el jueves, cuando autorizó mantener la limitación de movimiento entre la 01H00 y las 06H00 de la mañana en solo 19 de los 148 municipios solicitados.
Tras aquella primera negativa, que supuso la caída del toque de queda activo desde mitad de julio en Barcelona y gran parte de esta dinámica región de 7,8 millones de habitantes, las autoridades formularon una nueva petición para lograr que la medida regresara, al menos, a sus centros más poblados como Barcelona y su área metropolitana o las turísticas Lloret de Mar, Salou o Cambrils.
Pero el nuevo razonamiento tampoco ha convencido al tribunal.
«Según sus propias premisas resultaría todavía más innecesario y desproporcionado el toque de queda» para estos municipios, afirma el TSJC.
De acuerdo a los últimos números del Departamento de Salud catalán, la influencia acumulada a siete días en Barcelona es de 98,66 casos por 100.000 habitantes, por debajo del umbral que determinaron las autoridades para pedir el regreso del toque de queda en las ciudades más pobladas (de 125 casos por 100.000 habitantes).
«Si tenemos más de 1.400 ingresados en hospitales en Cataluña, no es una cuestión de orden público, es una cuestión sanitaria», rebatió el presidente regional, Pere Aragonès, el lunes preguntado por los medios. «Y por tanto necesitamos tener instrumentos que eviten nuevos contagios», agregó.
Alarmada por una explosión de contagios –especialmente entre los jóvenes, todavía sin vacunar–, Cataluña recuperó el toque de queda para gran parte de su territorio a mitad de julio para luchar contra el virus y las aglomeraciones nocturnas.
En pleno verano y con los bares obligados a cerrar a las 00H30, muchas localidades turísticas no consiguen limitar los «botellones», cuando grupos, generalmente de jóvenes, se reúnen a beber en espacios públicos.
Tras la caída del toque de queda, las imágenes de jóvenes aglomerados en plazas y playas de Barcelona y otras ciudades catalanas levantaron la indignación de ayuntamientos y trabajadores sanitarios, que consideran esencial la medida para frenar la propagación del virus.
Con una incidencia acumulada de 301,83 casos por 100.000 habitantes a 14 días –que es el parámetro de medición nacional–, Cataluña está por debajo de la media española (345,18, según los datos del viernes del Ministerio de Sanidad), aunque continúa con una tasa de ocupación de camas de UCI por covid (40,93%) que dobla la media nacional.