La nicaragüense Gioconda Belli, en su famoso poema «La solidaridad es la ternura de los pueblos», le puso dimensión humana a la cooperación internacional. Las mismas palabras adquieren nuevo significado con el paso del tiempo. Cuando Gioconda Belli lo escribió, acababa de ser derrotada la dictadura de los Somoza en Nicaragua y existía una enorme expectativa para la revolución sandinista. Años después, el idealismo sandinista se convirtió en dictadura y la misma poeta utilizó la frase con el objetivo de pedir apoyo internacional para superar la represión del orteguismo.
Sin embargo, «la ternura de los pueblos» sigue siendo un llamado válido en estos tiempos. Y no se trata únicamente de una exhortación hacia los países desarrollados. También es una oportunidad de colaborar desde nuestra realidad y en la medida de las posibilidades. Así lo ha hecho el gobierno del presidente Nayib Bukele, que ofreció colaboración con rescatistas y alimentos a las naciones hermanas de Guatemala y Honduras, duramente afectadas por Eta, que tocó tierra como huracán de categoría 4 en la costa atlántica nicaragüense, pasó a tormenta tropical y salió de Honduras como una depresión. Eta dejó en su camino un reguero de muerte y destrucción.
El Salvador ha aportado la labor de los cuerpos de socorro, alimentos valorados en $2 millones y maquinaria a sus vecinos, como una medida para colaborar en los rescates y la remoción de escombros tras las inundaciones y los deslizamientos ocasionados por Eta.
«La solidaridad empieza entre los vecinos y hermanos centroamericanos», dijo a modo de agradecimiento el secretario general del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), Vinicio Cerezo, sobre las acciones llevadas a cabo por el presidente Bukele.
Es en momentos como este que el SICA debe funcionar y activarse como un mecanismo para llevar la ayuda hacia las naciones afectadas. Solo de esa manera estas infraestructuras regionales podrán demostrar su valía.
El Salvador se preparó de la mejor manera para enfrentar las consecuencias de Eta en el territorio nacional. Providencialmente, el impacto fue menor del esperado, por lo que tiene la oportunidad de colaborar con los países que sí fueron dañados. Este es el espíritu de la colaboración Sur-Sur que ha surgido en los últimos años entre las naciones que aspiran a lograr el desarrollo.
Esta cooperación entre Estados centroamericanos deja abiertas las posibilidades para otras contingencias. Vivimos en una zona geográfica de altas vulnerabilidades y solo la prevención no bastará, por lo que la solidaridad, esa ternura entre los pueblos, no solo es opción, sino una necesidad.