Menos hospitalizaciones, contagios y fallecidos por la COVID-19 serían los principales beneficios que obtendría la población salvadoreña al recibir las vacunas anti-COVID-19, informó el infectólogo salvadoreño José Ernesto Navarro en un conversatorio desarrollado por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
Según el especialista, es importante que la población que reúne las condiciones para vacunarse decida aplicarse las dosis, ya que esta acción generará la inmunidad de rebaño, lo que provocaría que, paulatinamente, los registros de la enfermedad empiecen a disminuir en el país.
«Si vacunamos a toda la población de El Salvador, suponiendo que vamos a tener unos 20 casos de efectos adversos por cada millón, prácticamente es nada comparado con los beneficios que podemos tener a partir de la vacuna», mencionó el doctor.
Además, explicó que la vacuna contra la COVID-19 se aplica en el brazo, y cuando el fármaco se introduce, el cuerpo reacciona y forma una respuesta inmunológica severa en términos de la producción de los anticuerpos.
Estas partículas que son introducidas dentro del organismo estimulan el sistema inmunológico, el cual se expresa en la producción de glóbulos blancos. Luego, las células que se encargan de activar el sistema inmunitario capturan esas copias. De esa manera, el cuerpo produce anticuerpos y células T.
«En las vacunas ARN, como es material genético, se piensa que esto va a modificar el sistema genético y a causar anormalidades. La respuesta es no. No tiene nada que ver con modificaciones. Ese material entra a las células responsables del sistema inmune para que estimule los anticuerpos contra las espículas, o la corona del virus. Va dirigida toda la inmunidad contra todas las espículas», explicó el infectólogo.
En cuanto a los efectos adversos, el doctor dijo que todas las vacunas los generan, pero que en el fármaco anti-COVID-19 los efectos registrados son menores y los principales consisten en fiebre y dolor de cabeza.
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«Vacunas hay de todo tipo, por ejemplo, la vacuna de la rabia es una vacuna muerta que recibimos y no causa ningún daño. También recibimos vacunas vivas, como la fiebre amarilla, la del sarampión y la poliomielitis, que se administran en el país. ¿Por qué para la prevención de la COVID-19 no se va aplicar una vacuna?», comentó el doctor.
También enfatizó en que las personas que ya tuvieron la enfermedad deben vacunarse, porque hay mutantes del virus y porque aún no se conoce cuánto dura la inmunidad. Recalcó en la importancia de ponerse la segunda dosis porque, de lo contrario, no tendrá efecto.
EL SISTEMA DE SALUD ESTÁ LISTO
Navarro detalló que el sistema de salud de El Salvador tiene la capacidad de aplicar la vacuna. Según comentó, el Ministerio de Salud (Minsal) tiene la capacidad de almacenaje necesaria e incluso puede conservar a temperaturas de hasta -80 grados centígrados las vacunas.
Ese equipo fue adquirido recientemente. También dijo que hay un congelador que conserva hasta los -20 grados. «El país tiene experiencia en vacunación, incluso ha recibido premios por llegar al 94 % de vacunación de las diferentes 12 a 13 vacunas que se ponen en el país.
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Por lo tanto, si viene una nueva vacuna, el sistema de salud estará preparado», dijo Navarro. Finalmente, el especialista hizo un llamado a las autoridades a que se trabaje en una campaña educativa para informar sobre los beneficios de la vacuna, ya que actualmente se difunde información falsa que genera incertidumbre en la población.