E l mundo quedó paralizado con la aparición del coronavirus. De marzo a mayo de este año, los países decretaron sus máximas alertas con confinamientos para frenar la primera ola de contagios, que fue inevitable prevenir. Mientras la economía se estancaba en la mayoría de los países, en la prefectura Hyogo se desarrollaba con la mayor normalidad posible, cuenta la salvadoreña Laura Karina Araujo, de 32 años, una docente de inglés.
Aunque muy pocos conocen Hyogo, el mapa indica que se encuentra en la región de Kansai, sobre la isla de Honshu, en la capital Kobe, en Japón. Araujo asegura que la cultura del uso de la mascarilla en el sector hizo que las labores continuaran lo más estable posible.
«Aquí no sentí mayor diferencia, especialmente porque el estilo de vida de ellos implica no dejar de trabajar por ningún motivo», comentó.
Entre los pocos cambios que se llevaron a cabo fue pasar las clases de inglés en el preescolar privado Smile Kids Nursery School de los salones al aire libre, con 25 estudiantes.
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Esto se dio incluso cuando alrededor del mundo las clases se suspendieron para evitar los contagios en los menores de edad, y después de meses reanudaron la enseñanza en línea.
«Pasamos jugando más afuera, el horario era más corto, pero no dejamos de trabajar. También se aplicó el uso de mascarilla y la limpieza en la institución», recordó la salvadoreña.

En esa prefectura, el virus ha alcanzado a 3,598 personas, de las cuales se han recuperado 3,191 y otras 68 han fallecido, según el último reporte del pasado viernes, cuando en el mundo la COVID-19 sobrepasa los 51.6 millones de personas contagiadas y 1.28 millones de fallecidos.
Para Araujo, su mayor preocupación se encontraba en El Salvador por su madre, que tenía un historial médico y su hija, de 14 años, quienes residen en el municipio de San Jacinto, en el departamento San Salvador.
Sus planes de viajar este año quedaron frustrados por la pandemia. La capitalina cumplió año y medio en Hyogo gracias a una beca para docentes que ganó en 2017 por medio de la embajada de Japón en El Salvador. En 2019 obtuvo la visa de trabajo.
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