El fútbol salvadoreño no cesa de aprender. Aprender es lo que más significado tiene de la vida del ser humano; es la huella crucial de cómo sobrevivimos en mundos cambiantes, en épocas diferentes y ante factores amenazantes. Pero diferenciemos: llamarle aprendizaje a aquello con lo cual fracasamos haciendo lo mismo, es distinto a aprender haciendo cosas nuevas. Una cosa es permanecer en el error del pasado, otra en el intento del futuro.
¿Qué lección nos ha dejado ese viaje a Croacia, jugando un partido amistoso contra NK Istra de primera división, perdiendo 2 a 1; y contra Catar al perder 1 a 0? Dos derrotas en cinco días y un «jet lag» incluido. ¿Planificación? ¿Oportunidad financiera? ¿Exposición para los jugadores? Vaya usted a saberlo.
Viví y trabajé en Doha por más de siete años. Con la selección salvadoreña fui miembro técnico de la última clasificación a la hexagonal para un Mundial allá por 1996. Puedo decir que Catar ha evolucionado bastante, El Salvador poco.
El fútbol tiene un componente emocional clave: contagia masivamente. Cantar el himno patrio es la escucha y canto en donde el corazón se incendia; mensaje de que se va con todo, que se va a pelear cada pelota por cada jugada. Fuego a los aficionados, pasión al pueblo. Los cataríes lo hicieron todos abrazados. Me gusta como calentamiento emocional.
Olvidadas las islas todo empezó prometedor. Catar lo inició quitándose la sorpresa de un equipo guanaco con picardía, habilidad y talento. Sabía de nuestra debilidad lateral. Desesperados, a 20 minutos, nos daban un manotazo de advertencia «y vos, ¿por qué sos tan atrevido?» No fue una agresión deportiva, sino una actitud de arrogancia. Para la Selecta fue un regalo; un hombre más en la cancha.
¡Superioridad numérica de 70 minutos! Mi ética solo me permite la exclamación. Un lindo tiempo de opciones tácticas. Le toca ahora al cuerpo técnico hacer esas correcciones en tiempo oportuno, porque saben que esa es una lección gratuita.
La Azul y Blanco no necesita de la ayuda que alaba, sino de la que le dice sus errores. Comentario: «A pesar de la derrota es ganancia, pues nos sirve previo a la Copa Oro…». Expresión vieja, falsa, que vende fe, pero que no corrige nada. Al aficionado se le informa objetivamente. Al jugador y al cuerpo técnico se le critica el error y se les reitera la confianza. A las autoridades encargadas se les exigen decisiones responsables para un mejor manejo de todo. Cada partido es diferente de otro, y en el fútbol todo cambia de la noche a la mañana. Ser crítico con lo adverso es un riesgo que vale la pena tomar aun antes de jugar el próximo partido. Igual pasa con el destino humano: nunca sabemos lo que no sucede, precisamente porque lo hemos evitado. Mi experiencia profesional, ya en retiro, no me permite comulgar eso de que seguir perdiendo de la misma forma siempre es sinónimo de ir por buen camino.
No finquemos miedo ni incertidumbre ante aquella visión que nos compromete a buscar un mejor futuro. Nuevas posibilidades son otras oportunidades. Dentro de la Concacaf y de la FIFA hay aperturas para otros proyectos y horizontes más claros. Ofrecer una propuesta alternativa es quizás, hoy por hoy, el juego que hay que jugarlo con esa mezcla de audacia, valor e inteligencia.