El diputado de Nuevas Ideas y jefe del grupo parlamentario de ese partido, Christian Guevara, destacó que la beatificación del padre Rutilio Grande, el fray Cosme Spessotto y los laicos Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano es un paso para honrar la memoria de estos salvadoreños que lucharon por acabar con la injustica que había en El Salvador hace varias décadas.
EL legislador destacó que los mártires salvadoreños y el fray Cosme, italiano de nacimiento pero quien adoptó de corazón ser salvadoreño, fueron el ejemplo de una vida dedicada a los más necesitados y enfocada en acabar con la injusticia que los grupos de poder en la década de los 70 y 80 promovieron, destruyendo a la sociedad salvadoreña.
«Estamos presente en esta beatificación como la nueva Asamblea Legislativa. Estas personas fueron asesinadas por odio a la fe. Estaban de lado de la población y buscaban acabar con la injusticia que había en esa época y por eso fueron asesinados», dijo Guevara esta tarde desde la Plaza Divino Salvador del Mundo, donde se llevó a cabo la misa de beatificación.
«Como Asamblea, aprobamos que San Juan Nonualco fuera capital por un día en conmemoración por el fray Cosme y Aguilares será capital por un día mañana en honor al padre Rutilio Grande, Manuel y Nelson. Lo que esperamos es que haya justicia y poco a poco la vamos encontrando con este tipo de actos», comentó también el legislador.
Con la lectura de la carta oficial enviada por el Vaticano y firmada por el Papa Francisco, la Iglesia Católica reconoce como beatos al padre Rutilio Grande, los laicos Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano, así como también al fray Cosme Spessotto, marcando un nuevo acontecimiento histórico para la sociedad salvadoreña.
La carta fue leída durante una misa realizada este sábado en la tarde en las instalaciones de la Plaza Divino Salvador del Mundo, en San Salvador, la cual estuvo a cargo del Cardenal Gregorio Rosa Chávez. Con la lectura de esta pieza, los cuatro mártires salvadoreños son ahora reconocidos como beatos y ascendidos a los altares de la Iglesia Católica en todo el mundo.
El Fray Cosme Spessotto fue asesinado en el presbiterio frente al santísimo de la parroquia de San Juan Nonualco, departamento de La Paz, el pasado 14 de junio de 1980. Por su parte, el padre Rutilio Grande fue asesinado a los 49 años de edad el pasado 12 de marzo de 1977, junto a Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano. Su trabajo como religioso y sus enseñanzas fueron uno de los pilares en la vida de monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien, a la postre, siguió sus pasos en la predicación del evangelio y el constante llamado a la paz en una época violenta en El Salvador.