En una época en la que la formación era empírica y concentrada en los hombres, Maribel Puertas de Herrera abrió un espacio para las mujeres en la optometría.
Era 1989 y en sus recuerdos solo había dos mujeres optometristas en el escenario, pero a ella se le abrió la oportunidad de entrar a ese mundo y la tomó. Su primera experiencia fue en Industrias Óptica, una profesión que empezaba al mismo tiempo que estudiaba derecho en la Universidad de El Salvador, un plan que se vio interrumpido por el cierre del centro de estudios por la guerra.
«Cuando yo inicié la mayoría eran hombres, pero había dos mujeres y fueron parte de mi entrenamiento: Esther de Siliézar y Margarita de Dueñas. Pero con el tiempo se ha abierto espacio y se ha animado a más mujeres a que sean parte también», comentó.
Su desempeño y destreza en el mundo de la salud visual fue rápido y decidido. A la vuelta de dos años, en 1991, junto a la persona que era su esposo en ese momento, decidieron dar un salto con el conocimiento adquirido.
«Empecé a examinar en 1990. Entonces, así era como se aprendía, de manera empírica, y en la práctica era un aprendizaje autodidacta. Luego formamos una clínica propia en Chalatenango bajo el nombre de Óptica Clínica y luego Óptica Clínica Americana», recuerda.
Para 1994, el proyecto escaló y abrió la primera sucursal en el centro de San Salvador, sobre la calle Arce y 11.a avenida norte, como Óptica Clínica.
El crecimiento de Maribel en la industria ha ido evolucionando al igual que ella. De hecho, en sus 32 años de trayectoria la educación, el acceso a la salud visual y la organización del gremio está en otra era, en otra etapa en la que su labor no ha pasado desapercibida.

Foto: David Martínez.
Ella también recuerda a personajes insignes en la optometría del país como Jorge Zedán, de Industrias Ópticas y quien en 1996 ayudó a la creación del primer Instituto Técnico de Optometría (ITO). En este espacio dio paso a las primeras generaciones tecnificadas del país en el área, porque entonces solo se especializaban afuera del país.
La empresa, junto con otras, creció y se unió también para lanzar campañas de salud visual. Ella fue pionera en examinar a los docentes del Ministerio de Educación a escala nacional, así lo hicieron por muchos años, de 1996 al 2000.
Maribel explica que en sus inicios no era complicado establecer una clínica, sin embargo, ella ha estado presente y ha seguido el proyecto para regulación de la optometría en el país. Así la optometría ya es parte del Consejo Superior de Salud y los profesionales cuentan con un número de junta de vigilancia. Además, requieren de un regente y un especialista graduado, un técnico o un oftalmólogo.
En lo propio, ella siguió su camino y terminó la primera sociedad para crear Óptica Europea a partir del año 2001, sobre la alameda Roosevelt, en San Salvador.
Desde entonces ha sido el escenario en el que fomenta la salud visual y en el que ha seguido creciendo como optometrista.
«Esto de los lentes es como la moda. Siempre hay algo nuevo que aprender en la optometría, qué mostrar con los lentes y los materiales», dice.



Fotos: David Martínez.
La labor del optómetra en la salud visual es fundamental, Maribel explica que este se encarga de graduar los lentes, pero también de medir la agudeza visual del paciente, de corregir los tipos de defectos como astigmatismo, la hipermetropía y la presbicia. También puede ayudar en la prevención o detección de otras enfermedades como la hipertensión o la diabetes.
Así, el buen trabajo de un optometrista y su buena observación pueden dar una mejor graduación de los lentes y mejorar la visión del paciente.
De esa manera, por su trayectoria y por su aporte no solo en el servicio con sus pacientes, sino por toda la labor que ha hecho, la Asociación Salvadoreña de Optómetras, Ópticos y Asesores Visuales (ASOOAV), le otorgó un primer reconocimiento en 2019, en el marco de un congreso internacional por su trayectoria como mujer emprendedora del gremio.
Pero este año, Maribel recibió el máximo reconocimiento local al ser reconocida como la optometrista del año por ASOOAV.
La asociación entregó el título de «Optómetra 2023 por su invaluable labor, dedicación, búsqueda por la excelencia, su ejemplar trayectoria y compromiso con ASOOAV y su profesionalismo en la atención visual a la población salvadoreña», reza el mansaje en la placa que recibió.
«Esto nos compromete a dar más de nosotros, a hacer labor social y dejar un legado de amor por la profesión», comenta.
Maribel es la segunda mujer en recibir el reconocimiento dentro de la gremial que cuenta con más 153 asociados. La primera fue Dalila de Rauda, en 2021.
En lo sucesivo, espera continuar ejerciendo su profesión, educando de la mejor manera a los pacientes en todo lo relacionado con el buen funcionamiento visual, tanto es así que posee una cuenta de tiktok desde la que aborda contenidos complejos de manera sencilla.