Decir en Santa Ana vamos a comer panes chucos de la niña Martita es sinónimo de comer rico, pero también de conocer a una emprendedora, madre y abuela santaneca, que gracias a su empeño, el buen trato a sus clientes y, sobre todo, el sabor de sus panes, ha sacado adelante a su familia y lleva el sustento a su hogar.
Marta Luz Escalante González, de 57 años, es una emprendedora santaneca que desde hace más de 20 vende panes chucos, como son conocidos en Santa Ana los panes rellenos con mortadela o carne de soya, repollo y distintos aderezos.
Con la venta de sus panes, ha sacado adelante a sus tres hijos, los cuales le han dado dos nietos, llevando además el sustento para su hogar, del que se hizo cargo por completo hace 10 años cuando su esposo debido a una enfermedad no pudo seguir trabajando y desde entonces asumió todos los gastos de la casa.
«Con la ventecita de panes he sacado adelante a mis hijos, el año que comencé a trabajar por sí sola, en ese año se enfermó mi esposo, fue bien duro para mí, pero le dije: viejo, no se aflija que ya empecé mi negocio y primero Dios vamos a salir adelante», comentó.
Añadió que su madre le regaló su primer carretón. Desde que saca su carretón de panes y empieza la faena, son pocos los minutos de tranquilidad que pasa, ya que sus clientes no paran de llegar.
A pie, en carro, vecinos y foráneos, llegan hasta la 21.ª avenida norte, entre la 4.ª y 6.ª calle oriente, en la colonia Santa Marina, para degustar los panes de la niña Marta.
Dijo que la mayor cantidad de panes que le han pedido son 150, y seguido le toca preparar pedidos grandes para enviar o llevar a Estados Unidos.
Gracias al apoyo y la preferencia de sus clientes, Escalante cuenta ahora con dos carretones de panes, el que ella atiende en la colonia Santa Marina y otro situado en la colonia Santa Isabel, que es atendido por otra persona.
