Posindependencia, en la capital se han erigido diversos monumentos (en parques y plazas) que rememoran personajes y hechos trascendentales de la historia nacional.
En su conjunto, las obras develan mensajes universales de libertad, victoria, unidad, anhelos y progreso.
El Centro Histórico capitalino posee la mayoría de las estructuras, donde la mayoría retoma herencias de esculturas griegas, es decir, combinan figuras de mujeres, bellamente ataviadas, o haladas.
Más recientemente, se han construido monumentos con de estilos arquitectónicos muy variados.
Plaza Francisco Morazán
Es el más antiguo de los monumentos capitalinos. Se inauguró el 15 de marzo de 1882 en honor al héroe de la patria centroamericana, el general Francisco Morazán. La imagen fue esculpida por los hermanos Francisco y Lorenzo Durini. En la escultura se puede observar a un Morazán que porta uniforme y su sable. Debajo de ella permanecen sentadas las representaciones de las cinco repúblicas de Centroamérica y los altorrelieves de sus hazañas militares.
La creación de la estatua fue promovida por el presidente en turno, Rafael Zaldívar, quien dispuso la erección de una estatua de mármol en vista del cuadragésimo aniversario de muerte de Francisco Morazán.
Monumento a la Constitución
Fue inaugurado el 12 de octubre de 1990, muy cerca del año en que se firmaron los Acuerdos de Paz, por lo que muchas personas asocian este monumento a ese suceso, aunque en realidad simboliza el valor de la Constitución Salvadoreña de 1983.
Su escultor fue Rubén Martínez. Tiene una altura aproximada de 2.85 metros con un peso de mil libras.
La obra es una mujer que representa la justicia con los ojos cerrados, en lugar de tenerlos vendados, que significa la imparcialidad a la hora de hacer justicia. El monumento es conocido de forma popular como «La Chulona», en alusión al a desnudez de la figura.
Al pie del monumento hay una placa que expresa el primer artículo de la Constitución: «El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado».
Plaza Gerardo Barrios
Develado en 1909, este monumento fue erigido en honor al capitán general Gerardo Barrios, quien fue un destacado presidente salvadoreño durante el siglo XIX. Fue elaborado por el arquitecto ítalo-suizo, Francisco Durini, por idea de los hermanos Antonio y Carlos Ezeta; también participó en su promoción el educador Rafael Reyes. La obra muestra una estatua ecuestre del militar, creada en bronce, colocada sobre un pedestal de granito decorado con escenas de batallas.
Plaza Libertad
Adopta su nombre definitivo a principios del siglo XX. Durante la colonia se conoció como plaza mayor, plaza del cabildo, plaza de la independencia, plaza de armas y plaza Dueñas. Fue creada con motivo de celebrarse el centenario del primer grito de Independencia de Centroamérica, del 5 de noviembre de 1811.
La construyó el arquitecto Francisco Durini, con estructuras de mármol, figuras femeninas, medallones y alegorías de bronce. En el pináculo se encuentra una mujer con alas, símbolo de la libertad que corona con laureles. Todo inspirado en el arte europeo de ese entonces.
La parte media del pedestal está adornada con medallones en honor a los próceres José Matías Delgado, Juan Manuel Rodríguez, Manuel José Arce y los hermanos Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar.
Monumento a la Revolución
Fue construido en 1955, en el período presidencial del coronel Óscar Osorio para conmemorar el movimiento revolucionario del 14 de diciembre de 1948, cuando se derrotó al general Salvador Castaneda Castro, y culminó con la Constitución Política de 1950. La obra fue terminada en la administración del coronel José María Lemus. Se encuentra ubicado en las instalaciones del Museo de Arte de El Salvador.
El monumento fue elaborado por el mexicano Claudio Cevallos y su esposa, la salvadoreña Violeta Bonilla, alumna del muralista Diego Rivera. «Quise representar un hombre sin ataduras, sus manos sueltas expresan la libertad intangible, y los cuatro picos del fondo representan otras cuatro naciones centroamericanas», expresó en su momento, Bonilla.
La obra está compuesta por una pared curva, donde sobresale un mural que muestra la figura de un hombre desnudo con los brazos en alto. Las piedras que forman el mosaico, también conocido como «El Chulón», son de colores naturales y fueron recolectadas a nivel nacional.
Divino Salvador del Mundo
Este es el monumento más representativo a nivel salvadoreño. La imagen está ubicada en la plaza Las Américas, llamada también plaza Salvador del Mundo.
La estructura fue diseñada por el arquitecto José María Barahona Villaseñor y obsequiada por la familia Araujo. El monumento fue develado el 26 de noviembre de 1942, en ocasión de celebrarse el Primer Congreso Eucarístico Nacional en San Salvador. La construcción fue en honor al Divino Salvador, santo patrono de la ciudad de San Salvador, sobre un globo terráqueo que a la vez está montado sobre un pedestal.
En un inicio, la imagen decoraba la tumba del doctor Manuel Enrique Araujo, quien fue presidente de la República del 1 de marzo de 1911 al 8 de febrero de 1913.
En 1986 la estatua cayó al piso debido al terremoto del 10 de octubre y su restauración también significó la recuperación de la ciudad.
Parque Simón Bolívar
La construcción del parque data de 1901 con el nombre de Parque Barrios, que incluye con un pequeño kiosco, que fue construido por el español Juan Bulnes, denominado «Kiosco de lectura Miguel Alvares Castro». Los pilares eran de cemento semejando troncos de árbol. La idea original era que todo el ciudadano que sabía leer pudiera tomar un libro, leerlo dentro del parque y después de su uso devolverlo al kiosco.
En 1908, bajo la administración del general Fernando Figueroa, se remodeló y adoptó el nombre de «Parque Simón Bolívar», pero fue hasta el 24 de julio de 1992, tras la celebración del bicentenario del natalicio de Simón Bolívar que se coloca la escultura ecuestre de Bolívar, un obsequio de la República de Venezuela.
Alegoría a la Constitución
También llamado Monumento a la Libertad, es una escultura monumental, tallada directamente en piedra. La conforman nueve figuras: un obrero, una madre que sostiene en brazos a su hijo, la figura de una niña, dos figuras femeninas, una de ellas parcialmente cubierta por un soldado, el cual sostiene su fusil apuntando hacia abajo, en actitud pacífica.
En la parte posterior destaca la figura de una mujer que sujeta la constitución de 1950. Todas estas figuras sostienen una mujer desnuda que está cubierta con la bandera de El Salvador, y es la corona de la escultura.
La obra fue creada en 1956 por el artista costarricense, nacionalizado mexicano, Francisco Zúñiga. La escultura se encuentra dentro del Museo Marte.
El Cristo de la Paz
Fue diseñado por el escultor Rubén Martínez en honor a los Acuerdos de Paz de Chapultepec. La figura del «Cristo de la Paz» tiene los brazos extendidos a manera de «bendición al pueblo salvadoreño». Las dos columnas detrás del Cristo, tienen el concepto filosófico de la derecha y la izquierda como símbolo de reconciliación. También resalta una paloma en posición de vuelo. En la unión de los pilares se puede leer el mensaje: «La Paz sea con vosotros». La escultura fue elaborada con casquillos de balas, latón y bronce fundido. La imagen modelada mide 3.60 metros de arriba a los pies y está ubicada en una base de 15 metros de altura. El monumento se develó en 1994, en ocasión de inaugurarse los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe que tuvieron lugar en la ciudad de San Salvador.
Monumento Hermano Bienvenido a Casa
Fue construido en 1994, cuando se encontraba de alcalde Armando Calderón Sol. Conmemora a todos los salvadoreños que viven fuera del país, y que con su trabajo y esfuerzo se han convertido en un pilar de la economía salvadoreña.
El monumento se llamó originalmente «Hermano Lejano». En el 2002 se renombró como «Hermano bienvenido a casa», dada la estratégica ubicación justo sobre en la entrada a San Salvador desde la autopista que viene del aeropuerto internacional de El Salvador.
En sus alrededores hay una fuente iluminada con 14 chorros de agua, en representación de los departamentos del país. También hay un mural con mosaicos, de Fernando Llort, que hacen alusión a la tierra salvadoreña y la armonía con la que son recibidos los compatriotas.