La pandemia de la COVID-19 sumada a la crisis de logística, los altos precios del petróleo y la inflación ha puesto de manifiesto los numerosos retos a los que se enfrentan las distintas economías del mundo, así como las nuevas oportunidades que surgen en el proceso de adaptación a la nueva normalidad.
En este contexto, el fenómeno «nearshoring» cobra mayor interés y se convierte en una oportunidad para economías en vías de desarrollo. Este mecanismo permite la relocalización de los servicios y la regionalización de la cadena de abastecimiento, mejora la competitividad y los procesos, el desarrollo de las inversiones al aprovechar la proximidad física con los proveedores y la reducción de los costos ante las perturbaciones en la cadena de suministros.
En relación con esta nueva práctica la embajadora de El Salvador en Estados Unidos, Milena Mayorga, afirmó que con el Consejo Empresarial Centroamericano-Dominicano de Textiles y Confección (Cecatec-RD) se trabaja por atraer más inversiones de «nearshoring» al país. «El Salvador se está promocionando para competir y lograr que estas empresas se instalen en nuestro territorio», añadió.
Asimismo, indicó que por medio de la Oficina de Asuntos Económicos el país está en constante contacto con el Consejo Nacional de Organizaciones Textiles (NCTO, por sus siglas en inglés) que aglomera a diferentes empresas de la industria textil de Estados Unidos.
«Muchos de ellos están operando en Asia, y la idea es mover algunas Redacción Omar Martínez empresas o fábricas a un lugar más cercano», recalcó.
Según destacó la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) en el Ranking de Exportadores 2021, El Salvador ocupó la posición 14 entre de los principales proveedores mundiales de Estados Unidos en 2021, con productos de la industria textil y confección, de acuerdo con los datos de la U. S. International Trade Commission.
Esta posición estratégica convierte al país, que cuenta con 2,544 empresas exportadoras, en un destino ideal para el «nearshoring», en comparación con otros socios internacionales de Estados Unidos en el mundo, afirmó la ASI.
Además, de acuerdo con el documento de la gremial, el 85.4 % de la industria textil y de confección salvadoreña aplica diferentes programas para reducir el impacto ambiental, mientras que el 70 % de las empresas del sector cuenta con una política y una estrategia de reciclaje de los desechos. Este hecho es un indicativo de que la industria nacional está preparada para nuevos desafíos.