Tenía cuatro años cuando mis papás nos llevaron a mi hermano y a mí a visitar el Parque Arqueológico de San Andrés y hace poco encontré una fotografía en donde posamos junto a la icónica estructura. Me trajo muy bellos recuerdos y quise revivirlos, así que ya sabes lo que hice.
Agarré mi mochila, me puse mis botas y decidí emprender ruta a San Andrés, que se ubica en el valle de Zapotitán en el km 35 de la carretera Panamericana, departamento de La Libertad.
Al llegar, la historia ahí vivida te envuelve y evidencié que la riqueza cultural de El Salvador está fuertemente arraigada a sus habitantes prehispánicos y las actividades que estos realizaban, como por ejemplo la creación de basamentos piramidales que aún siguen presentes, y otras estructuras habitacionales que incluso han cautivado la mirada internacional.
Estudios realizados determinan que la acrópolis era la sede de importantes eventos realizados por la élite gobernante del lugar en aquella época, estamos hablando del periodo Clásico tardío entre el 600 y el 900 d. C.
La reserva cuenta con imponentes edificaciones formadas por bloques de adobe, excepto dos de ellas porque fueron hechas con bloques de toba volcánica, conocida localmente como talpetate.
El sitio arqueológico es uno de los más importantes del país ya que posee pirámides y casas de habitación en la parte superior. En la plaza norte del parque se ubica La Campana, la creación más grande del sitio hasta el momento descubierta.
JOYA DE CERÉN
Cautivada por este legado material de nuestros antepasados, quise continuar con mi ruta. Ya que estaba en la zona, emprendí viaje a Joya de Cerén, el extraordinario sitio precolombino que, antes de la pandemia, era motivo de visitas por placer e investigación. Cuando llegas se percibe un sentimiento de respeto y nostalgia.
La ciudad de origen maya fue cubierta por la erupción del volcán Loma Caldera hace 1,400 años y sigue intacta. Gracias a ella, los visitantes todavía pueden apreciar cómo era la vida en aquellos años.
El aporte de este asentamiento es tal, que orgullosamente los guías te explican que las estructuras fueron descubiertas en 1976. Curiosamente, la ceniza volcánica con la que fueron soterradas ayudó a su preservación debido a sus minerales.
¿Sabías que debido a la talla de las camas los investigadores han podido determinar cuál era la estatura de las personas? También se han encontrado cultivos de maíz que al compararlos con los actuales se comprueba que sigue siendo la misma. Es decir, el legado continúa.
Claramente en la también llamada «Pompeya de América» la fuente de sustento era la agricultura. La riqueza cultural de El Salvador está fuertemente arraigada a sus habitantes prehispánicos. La aldea fue habitada por pobladores de origen maya entre el 550 al 650 d. C.
En el lugar se encuentran complejos habitacionales, bodegas, un temazcal o baño sauna, cocinas comunitarias, vasijas de cerámica y restos de alimentos, plantas e incluso animales domésticos.
El arqueólogo estadounidense Dr. Payson Sheets hizo grandes aportes que permitieron conocer y comprender cómo vivían, toda una lectura de sus prácticas culturales. Joya de Cerén es desde 1993 Patrimonio Mundial de la Humanidad, declarado por la UNESCO.
EL TAZUMAL
Siguiendo mi ruta al ocidente del país, me reencontré con el valle y zona arqueológica de Chalchuapa, un amplio asentamiento precolombino que incluye sitios como Las Victorias, El Trapiche, Casa Blanca, Cuscachapa y Nuevo Tazumal.
Son aproximadamente 5 km2 con vestigios impresionantes que relatan la vida de los pueblos originarios salvadoreños que habitaron la zona.
El Tazumal destaca porque sus habitantes mantenían relaciones importantes con otros pueblos mesoamericanos. La época de esplendor del Tazumal se registra entre el 650 y 850 d. C., cuando fortalece sus vínculos administrativos y culturales con la ciudad de Copán, en Honduras.
El hallazgo de una estela, las ricas ofrendas en las tumbas de gobernantes y sus familias estaban repletas de jade, tumbaga, cinabrio, cerámica Copador espejos de pirita, frascos para tabaco y hachas ceremoniales. Por todo esto y mucho más, haz turismo para conocer las raíces de El Salvador.