Cuando constata que no es necesario tratar el documento bicentenario que tiene entre sus manos para quitarle color causado por la oxidación a lo largo de los años, Salameh da un suspiro de tranquilidad.
Desde hace dos años y medio, ha restaurado unas 1.200 páginas de una docena de manuscritos pertenecientes a bibliotecas privadas palestinas del periodo otomano, algunos de 200 o 300 años de antigüedad.
La mayor parte proviene de la Biblioteca Khalidi, que posee la mayor colección de manuscritos árabes e islámicos de los territorios palestinos.
Alberga también obras en persa, alemán o francés, entre ellos una impresionante serie de libros de Victor Hugo.
La biblioteca fue fundada en 1900 por Raghib al-Khalidi, un notable palestino que estudió en la Sorbona en París, por petición de su madre difunta, Khadija. Está situada a la entrada del complejo de la mezquita Al-Aqsa, en el centro de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Desde el edificio principal, de donde se ve el sitio judío santo del Muro de las Lamentaciones, combatientes musulmanes habrían participado en la liberación de Jerusalén de los Cruzados en los siglos XII y XIII.