Los días patinando en la pista del Palacio de Hielo de Madrid quedarán como recuerdo para Mercedes Quintanilla, de 28 años. La salvadoreña, quien disfrutaba del invierno en ese lugar, lamenta que la pandemia por la COVID-19 haya destruido su ilusión de volver. Esta parte del centro comercial ahora funciona como una morgue para las decenas de cadáveres por la COVID-19. El frío de la pista evita que se descompongan.
«Lo que más me ha impactado de esta pandemia es que la famosa pista en el Palacio de Hielo de Madrid ahora sirve como morgue. Es inmensa y está llena de ataúdes. Es una tristeza que ahora esté así», lamentó.
Su apartamento en la quinta planta se convirtió en el refugio perfecto para resguardarse de la COVID-19, cuando anunciaron los primeros casos en España y las cifras parecían no frenar.
Para Quintanilla, fue difícil enfrentar esta nueva realidad encerrada y estando a un océano de distancia de su familia en El Salvador.
«Dejé el trabajo no por miedo al virus, sino por respeto. Me daba cuenta de la infinidad de personas que iban a la uci, tanto jóvenes como adultos. Acá no tengo a mis papás; al verme sola, decidí no salir en un mes y medio», relató.
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Las medidas en su momento dieron buenos resultados, reconoció Quintanilla. Sin embargo, con la reanudación laboral, económica y turística de forma escalonada y la falta de conciencia de la población, el coronavirus llega a más de 1.3 millones de contagios y ha cobrado la vida de más de 38,000 personas en España.
Esta situación provocó una segunda ola del virus. El Congreso español aprobó el pasado jueves una prórroga del estado de alarma para seis meses, es decir, hasta el 9 de mayo de 2021. La propuesta fue presentada por el Gobierno como medida urgente para frenar el aumento de contagios.
«No creo que necesitemos encerrarnos como en marzo, no sería lo justo, pero el aumento de casos indica que es la única manera de frenarlo, aunque me duele porque a nadie le gusta estar encerrado», dijo.
España también mantiene los toques de queda nocturnos de la medianoche a las 6 de la mañana (es el caso de Madrid) y los cierres perimetrales en algunas de las 17 regiones españolas para evitar, de cierta manera, el encierro total y lograr controlar nuevamente la situación. Quintanilla consideró que en el verano les dieron demasiada libertad.
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«Entiendo que fue para restaurar la economía, pero ahora estamos pagando las consecuencias», aseguró.
La joven reconoce que en El Salvador se tomaron las medidas a tiempo. «Me sentí orgullosa cuando personas cercanas me preguntaban cómo estaba la situación en mi país, y mientras ellos mencionan casos graves en Perú o en Ecuador, yo decía que ya estaban en cuarentena, que en mi país no dejaban entrar a nadie», recordó.
Quintanilla agregó: «El virus sigue con nosotros, que Europa sea el espejo de lo que El Salvador no debe hacer, que no cometa los mismos errores». «No voy a un centro comercial desde febrero, ni quiero ir. No me urge. También prefiero no celebrar mi cumpleaños a que sea el último», sostuvo.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reaccionó en su cuenta de Twitter ante las nuevas medidas implementadas en Europa, una región muy afectada por el virus. «Los científicos dicen que tendremos que implementar (de nuevo) restricciones fuertes contra la pandemia, dentro de poco. Pero aquí, aún no hay un repunte de casos, ni de fatalidades diarias, y el porcentaje de uso de camas hospitalarias se mantiene igual», publicó.