Con 23 años, Rodrigo Alberto Vásquez no conoce la palabra imposible. Recuerda que antes de ser parte del programa de Jóvenes Talento su vida era muy diferente. El joven es originario de San Ignacio, Chalatenango, y proviene de un hogar trabajador y madrugador en el que «había muchas necesidades».
Sus progenitores le enseñaron el respeto a la naturaleza y al trabajo digno; su padre es agricultor y su madre, maestra jubilada de educación básica. En muchas ocasiones, a veces a regañadientes, se levantaba de madrugada junto con su hermano para trabajar la tierra. Posteriormente se iba a estudiar al Centro Escolar 22 de Junio, en La Palma, para luego graduarse de bachiller del Instituto Emiliani, de San Salvador. «Trabajábamos la tierra, sembrábamos lechuga, rábano, cilantro, tomate. Hacíamos fertilizantes y abonos. A veces mi papá a las 5 de la mañana nos dejaba en la abonera, nos dejaba trabajando y una hora después nos llegaba a recoger a mi hermano y a mí para ir a la escuela a las 7 de la mañana. Después de clases terminábamos las tareas y nos íbamos al invernadero a trabajar de 2 a 6 de la tarde», relata.
En 2007, un maestro vio su potencial y le comentó sobre el programa Jóvenes Talento. Logró ingresar a la Academia Sabatina, como parte de las Olimpiadas Nacionales de Matemáticas, y en su primer año ganó la medalla a la excelencia académica y participó en el internado Futuros Dirigentes Técnicos Científicos (FDTC). Fueron 11 años los que estudió con el programa Jóvenes Talento.
Camino al MIT
Participó en dos olimpiadas iberoamericanas en Chile y Puerto Rico. También compitió en tres mundiales: Tailandia 2015; Hong Kong 2016 y Brasil 2017, donde se convirtió en el segundo salvadoreño en ganar una medalla mundial de matemática. «Como estudiante, mi mayor gratificación fue la medalla de bronce que gané en Brasil. Después de mi última olimpiada mundial, ya me incorporé como instructor del grupo olímpico nacional de matemáticas», comentó.
Posteriormente, fue aceptado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés), una de las tres mejores universidades de Estados Unidos para ciencia y tecnología. El programa de becas Fantel le cubrió un 50 % de sus estudios, y gracias a su desempeño académico, el MIT lo le brindó una beca completa.
Como estudiante del MIT, clasificó en el programa Futuros Líderes Globales. De 2,000 aspirantes se aceptaron 17, y entre ellos estuvo Rodrigo, donde compartió con otros alumnos de las universidades de Oxford, Columbia y Harvard. Aunque actualmente su carrera en el MIT está enfocada en asignaturas relacionadas con la matemática y la computación, ha encontrado mucho interés en las políticas públicas. «Al finalizar, quiero adquirir experiencia laboral y regresar a mi país para generar un impacto positivo», enfatizó el joven.