La Semana Santa, con muchos de vacaciones en su hogar, playa, lago, volcán, en la capital o en algún pueblo vivo de El Salvador, es momento de análisis, de reflexionar, de poner en práctica la fe, de descansar, divertirse con responsabilidad y crear memorias inolvidables.
Una persona que admiro mucho inculcaba la filosofía con la que practicaba su vida y decía: «Vive todos los días como que si fuera el último».
Aquella persona acostada en la cama, enferma y recordando toda su vida, se daba cuenta de que todo el reconocimiento y la riqueza con la que contaba no tenía sentido frente a la muerte inminente. Tenía el dinero para contratar al mejor en la tarea que fuera, pero no era posible contratar a alguien para que cargara con su enfermedad. El dinero puede conseguir todo tipo de cosas materiales, pero hay una cosa que no se puede comprar: la vida.
En el transcurso de la vida, uno se da cuenta de que un reloj de $300 y uno de $3,000 muestran la misma hora; que con un automóvil de $150,000 y uno de $15,000 se llega al mismo destino; que un vino de $150 o uno de $1,500 generan la misma resaca; que en una casa de 300 metros cuadrados o en una de 3,000 la soledad es la misma.
La verdadera felicidad no proviene de las cosas materiales, proviene del afecto que nos dan nuestros seres queridos. La mejor medicina del mundo recetada por los doctores es una sonrisa, el afecto, la luz del sol, el descanso, el ejercicio con dieta, la confianza en sí mismo, la paz, el amor propio.
Entonces, espero que entendamos que cuando tengamos amigos o alguien con quien hablar, ¡esa es la verdadera felicidad!
Hechos innegables: 1️) no aspire a ser rico, eduquemos y aspiremos a ser felices. Solo entonces sabremos el valor de las cosas, no el precio; 2️) come tu comida como medicina, de lo contrario deberás comer la medicina como comida; 3️) quien te quiere auténtica y genuinamente nunca te dejará, incluso si tiene 100 razones para rendirse. Él o ella siempre encontrará una razón para aferrarse; 4️) hay una gran diferencia entre ser humano y sé humano; 5️) si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado; 6) ten confianza, pero, cuidado, la sal con la azúcar se parece; 7) aprende a regalar tu ausencia a quien no valora tu presencia; si no suma, que no reste. La felicidad de nuestras vidas depende de la calidad de nuestros pensamientos. Si alguien no te valora y te quedas al lado de él o ella, eres tú, en verdad, quien no se respeta y no se valora.
En cualquier etapa de la vida en la que nos encontremos ahora, agradezcamos y disfrutemos al máximo las pequeñas cosas, valoremos el amor de la vida, la pareja, la familia y los amigos, para que cuando llegue el día en que baje el telón, podamos llevarnos la verdadera riqueza de este mundo.
Conclusión, el día que nos enfrentemos ante Dios al final del túnel tengamos confianza y esperanza de que, a esas alturas, nos hayamos agotado absolutamente de todo lo nuestro y podamos decir: «Consumí todo el talento que me diste».
No se preocupen, ya viene agosto.