«Nos mandaron a llamar, cargué dos buses llenos de niños porque nos dijeron que querían darles las Lempitas. Cuando ya estábamos ahí llegó uno de los organizadores para pedirnos disculpas porque por algún error nos convocaron porque nosotros no estábamos dentro del programa», esa fue la experiencia que tuvo en 2016, Mauricio Castillo, subdirector del Complejo Educativo María Amanda Artiga de Villalta, ubicado en Mejicanos.
La promesa de campaña «Una niña, un niño una computadora», programa lanzado durante el gobierno del FMLN de Salvador Sánchez Cerén, nunca se hizo realidad, ya que nunca se proyectaron llegar a toda la población estudiantil e incluso su meta se quedó corta al no beneficiar ni al 10% del alumnado en El Salvador.
«Esa ocasión para nosotros fue una burla, yo les dije a los padres que nos fuéramos, pero la organizadora quería que esperamos porque aún no había hablado el presidente. Nunca nos trajeron Lempitas, me molestó porque solo nos ocuparon para hacer bulto durante ese evento», agregó Castillo.
En los cinco años que se desarrolló dicho programa, el gobierno anterior solo logró entregar 120,000 computadoras notebooks llamadas «Lempita» en diferentes centros escolares a nivel nacional, y que esto según los datos que mantiene el Ministerio de Educación, se financió con $31,345,803.12, que incluían un donación de la República de Taiwán y fondos públicos. Alrededor de 50,000 ordenadores también fueron donadas por Alba Petróleos.
«UN NOMBRE TRAMPOSO»
El programa inconcluso aludía, como lo dice su eslogan, llevar una computadora a cada niño, sin embargo, no se las dieron directamente a cada estudiante sino a los centros escolares. Uno de los «logros» con el que se jactó el gobierno pasado fue que con dicha entrega se benefició a más de un millón de la población estudiantil, pero hubo alumnos que ni siquiera tuvieron en su centro escolar una sola Lempita.
Incluso el exministro de Educación, Carlos Canjura, admitió en un programa radial en mayo de 2019 que el nombre de este proyecto «siempre fue tramposo».
«El nombre me parece que fue muy mal imaginado y que generó expectativas que iban más allá de lo sensato. A veces nos precipitamos en hacer slogan, cuando se habla de un niño y una computadora, que era el nombre original, obviamente, aquellos que estamos habituados a hacer cálculos, casi inmediatamente nos dimos cuenta que era un reto demasiado», dijo.
El programa solo pretendía «apostarle al contacto con las nuevas tecnologías» a través de que en cada centro escolar los niños tuvieran acercamiento a las computadoras. La promesa de campaña no llegó a todas las escuelas y a las que se dotó de equipo la cantidad fue insuficiente. Tres, cuatro o cinco niños como mínimo para un equipo en aulas improvisadas y con condiciones deplorables, fue lo único que se logró.
Lo anterior sucedió en el Centro Escolar Doctor Doroteo Vasconcelos, en Ayutuxtepeque, donde la inconformidad fue notoria luego que el ministerio les proporcionara en 2016, solo 15 lempitas para atender a una población de 1,000 estudiantes.
«Nosotros solo contamos con 15 Lempitas para más de 1,000 estudiantes, esa fue la principal limitante», señaló el subdirector de dicha escuela, Luis Figueroa.
El docente explicó que en ese momento solicitaron a las autoridades más Lempitas, pero su solicitud nunca fue atendida. «Solo fue promesas, que nos iban a dar más, nos iban a cambiar el centro de cómputo, pero así quedó todo».
«El proyecto fue bueno, la idea fue buena pero la ejecución no. Siendo nosotros el principal centro en Ayutuxtepeque fueron insuficientes y ahora ya están desactualizadas, si uno quiere estar al día o que el aprendizaje mejore debemos tener equipo especializado», añadió Figueroa.
Lempitas obsoletas
Las 15 computadoras donadas por la Fundación Alba en la escuela de Ayutuxtepeque lograron subsanar de alguna manera la deficiencia que había en informática por cierto periodo, sin embargo, cinco años después, están ya deterioradas y su sistema operativo desfasado.u
«Estas vienen con Linux y en su momento fue perfecto, pero como a nivel de software va incrementando y el hardware también debe ser robusto, ahora hay dificultades en las actualizaciones de estas versiones porque no traen disco duro sino una memoria USB de 16 GB, es pequeña y la memoria RAM es poca», dijo el docente de informática, Noel Cruz.
El maestro añadió que las Lempitas al igual que las computadoras de escritorio que poseen ya están en su última etapa de funcionamiento. «Están dado lo último, al igual que las otras máquinas que ya tienen más de 15 años de estar acá. Así hemos logrado subsistir, pero ya con el nuevo equipo estamos alegres porque podremos dar un servicio no solo a los estudiantes sino a los docentes», mencionó.