Veinticinco veces se ha votado por el régimen de excepción y 25 veces la oposición ha votado en sentido negativo. Desaprobar y criticar ha sido su único aporte.
Lo que es evidente no puede refutarse, el régimen de excepción es una herramienta constitucional exitosa a favor de la seguridad. Los salvadoreños debemos hacer el ejercicio
de recordar de dónde venimos y en dónde nos encontramos actualmente, de ser el país con una de las tasas de homicidios más altas del mundo a ser el país con menos homicidios de América, con cifras similares a las de Canadá.
En 2023, que ha sido el año más seguro de nuestra historia, El Salvador tuvo un promedio de 0.4 asesinatos diarios, 2.4 homicidios por cada 100,000 habitantes, y este año esas cifras van a disminuir considerablemente. ¿Cuántos sueños se esfumaron con cada asesinato, cuánto dolor en las familias salvadoreñas que
perversamente las autoridades del pasado normalizaron? Ahora tenemos un Estado que cumple con su función de proteger a la población.
Los salvadoreños honrados no sentimos ninguna restricción a ningún derecho; nos sentimos más seguros y confiados en que
nuestras autoridades y todo el sistema de seguridad de nuestro país están realizando arduamente su labor, tampoco sentimos coaccionada nuestra libertad; al contrario, hay más gente en las calles, producto de la seguridad en la que actualmente vivimos.
Lo que observo cada día en las calles de San Salvador es que el temor se marchó y confío en que ese terror que vivimos por décadas nunca vuelva a acecharnos. A ciertos grupos les molesta que la calidad de vida de los salvadoreños mejore, es que según ellos estamos condenados a vivir siempre atemorizados, en ríos interminables de sangre, extrañan los cadáveres en las calles, quisieran que siguieran los lugares donde ni la Policía entraba porque eran cuarteles terroristas.
El régimen de excepción tiene el objetivo de salvaguardar la vida e integridad de los buenos salvadoreños, que somos la inmensa mayoría. Los terroristas asesinaban cobardemente a civiles con la complicidad de las autoridades anteriores, y por fin se está haciendo justicia, más de 600 días sin homicidios, casi 80,000 terroristas capturados, y esto no es al azar. Es ingenuo y malintencionado pensar que cualquier persona está expuesta a ser detenida por el régimen; detrás de todo esto hay una planificación en todos los sentidos, es un gran
esfuerzo articulado de gran parte del Gobierno salvadoreño, que está haciendo un gran trabajo, presidencia, Ministerio de Justicia, Policía Nacional Civil, Fuerza Armada, Fiscalía General de la República, sistema judicial y penitenciario.
Ahora los salvadoreños verdaderamente estamos en paz, no la «paz» que nos vendieron falsamente con el cuento de hadas inventado en Chapultepec.
El Salvador ahora suena en el mundo por cosas positivas, es que era injusto que fuéramos reconocidos en el mundo por la guerra civil y por las pandillas, ahora nuestro país es reconocido, entre otras cosas, por ser el pilar de la seguridad en Latinoamérica.
A la pírrica oposición, en quienes sobresale la carencia de congruencia, el pesimismo y la irracionalidad, sigan votando por el no, da igual, sus votos no valen absolutamente nada, son intrascendentes. Lo que no se les tiene que olvidar nunca es que su juez es y será el pueblo salvadoreño.