“Dadme un hombre de Dios, uno solo. Un poderoso profeta del Señor, y yo os daré paz en la tierra, comprada con una oración y no con la espada”. Henry Liddell
Cuan vigente son estas palabras y cuánta razón tenía Henry Liddell, quien llegó a ser vicerrector de Oxford y capellán de la reina de Inglaterra. Cada persona y nación necesita de un liderazgo espiritual para que haya paz en su territorio. La paz nunca será el fruto de la guerra.
En nuestro país lo vivimos en carne propia, después de diez años de conflicto y de treinta años de post guerra, no es un secreto que no hemos encontrado la paz añorada por todos los salvadoreños; porque la paz es el fruto de la justicia y la justicia solo viene de una correcta relación con Dios y su Palabra. Y cuando los líderes le dan la espalda al Dios de la Biblia, la tan ansiada paz nunca llega.
En general, los líderes verdaderos son escasos, y no es la excepción con los líderes espirituales. Las personas y la sociedad los necesitan y buscan constantemente. Cada generación requiere imperiosamente del liderazgo espiritual, y es claro que el estado de nuestra nación es el reflejo fiel de la falta de este.
A lo largo de la historia Bíblica puede verse que Dios también busca líderes:
“… Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo…” (1 Sam.13:14).
“Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré” (Jer.5:1).
La Biblia nos enseña que cuando Dios va a bendecir a una nación, encuentra personas que están dispuestas para liderar, con compromiso total y dispuestas a tomar la responsabilidad de otros. Esas personas serán usadas grandemente por Él. Así tenemos en la Biblia hombres y mujeres que, a pesar de sus deficiencias e imperfecciones, pudieron ser usados por Dios para liderar y proveer cuidado espiritual. Tales como lo fue Moisés, Ester, Samuel, David y muchos otros.
Para que la gente oiga la voz de Dios hoy, se necesitan líderes espirituales; porque sin una fuerte relación con Dios, hasta las personas más atractivas y competentes no pueden guiar a los demás por el camino correcto. Este es el llamamiento principal que tenemos los pastores, el llamado a ejercer el liderazgo espiritual. Los pastores son los hombres llamados por Dios a derramar sus corazones y sus lágrimas delante del trono del cielo en oración y a trabajar arduamente en el texto bíblico, para llevar verdadero alimento espiritual a sus iglesias y al pueblo hambriento; porque no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.
Cuando el corazón es nutrido con la Palabra de Dios, con la leche espiritual no adulterada, la iglesia y cada creyente tendrá la fortaleza moral y espiritual para influir en nuestra sociedad de tal forma que podamos tener la paz que todo corazón desea.