Desde el nacimiento del Instituto de Bienestar Animal se establecieron por ley las funciones de cada una de las entidades involucradas en el respeto y la protección de los animales de compañía. Hoy quiero hacer mención particular de las responsabilidades y las obligaciones que tienen las 262 alcaldías del país frente a la crueldad que sufren muchos peludos.
La Ley Especial de Protección y Bienestar Animal señala expresamente que las municipalidades, a través de su delegado contravencional o su Unidad de Protección de Animales de Compañía, tienen la potestad de sancionar cualquier caso de maltrato, negligencia o abandono animal, no el Instituto de Bienestar Animal.
Esta misma legislación es la que subraya que nosotros somos un ente normador y regulador de los 82 artículos que la componen, y nos mandata a educar y sensibilizar a los funcionarios de las comunas y a todos los salvadoreños estos estatutos sobre bienestar animal y los temas inherentes a esta.
También es responsabilidad nuestra gestionar la verificación de denuncias ciudadanas relacionadas con el maltrato animal y el incumplimiento de la ley. Pero enfatizo: las alcaldías son las que deben investigar y sancionar, hacer el proceso administrativo y punitivo y llegar a una resolución final donde puede o no aplicarse una multa.
Y recalco, así como lo he dicho en distintos medios de comunicación, que todo el dinero que sale de dichas sanciones queda en las alcaldías y debe ser usado para proyectos de bienestar animal que estas ejecuten. Pero no todas las infracciones implican una sanción monetaria, otra opción es realizar obras de servicio a la comunidad.
En esta distribución de responsabilidades, los equipos que elaboraron esta ley también acordaron, en el artículo 69, que cada municipalidad elaborara una ordenanza por medio de la cual se regule la creación de la Unidad de Protección de Animales de Compañía, que viene a ser la encargada de prevenir, atender y dar seguimiento a los casos de maltrato animal.
Es por ello que hemos declarado y recalcado que las alcaldías son nuestras principales aliadas para aplicar la ley. Pero también son socias para lograr que muchos peludos tengan mejores condiciones de vida, son vínculos clave para que sus comunidades, vecindarios o colonias gocen de los servicios que brinda el instituto (campañas de sensibilización sobre nuestra legislación, jornadas de vacunación, esterilización, entre otros) y amigas para construir entornos donde prevalezca una armoniosa convivencia ciudadana.
Dentro del rol de protección y resguardo que deben cumplir las comunas, la legislación también les solicita que tengan una clínica veterinaria propia, si esto no es posible se sugiere que tengan alianzas con una de la localidad o buscar el apoyo de un veterinario registrado, así como un refugio donde puedan cuidar a los animalitos, ayudarles a sanar y protegerlos de cualquier maltrato.
Y hay que entender que el único ente que puede resguardar a un animal de compañía es la alcaldía. Nosotros no estamos facultados para reubicar un ejemplar, las alcaldías sí; pero deben hacerlo de manera temporal.
Como instituto elogiamos este apoyo que dan porque no todas tienen centros de resguardo, ya que implica una responsabilidad enorme y una inversión considerable. Pero debemos saber que es un resguardo temporal y que la idea es rehabilitarlos y ponerlos en adopción.
En este tema nosotros les apoyamos en el proceso de buscar un hogar permanente a estos ejemplares, con alimento, desparasitantes, vacunación antirrábica e incluso ya comenzamos a esterilizar a varios caninos y gatos, con la idea de que la población responda y les dé un hogar.
En fin, son muchas las acciones que se logran en beneficio de los animales sin hogar y las mascotas, gracias al trabajo articulado del instituto junto con las alcaldías.
Para Bienestar Animal es fundamental el papel que las comunas desempeñan para lograr ese cambio que todos queremos: un país donde siempre se respete y proteja a los animales. Siempre.