Cada 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, que se define a escala internacional como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o recepción de personas utilizando amenazas, fuerza, rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, pagos u otro beneficio para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con el propósito de explotar a un ser humano.
La persona que está siendo explotada puede ser víctima de explotación sexual bajo cualquier modalidad, así como la mendicidad forzada y otras situaciones graves alrededor del mundo; no es un fenómeno y delito solo en Latinoamérica.
En El Salvador el trabajo especializado de la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fiscalía General de la República (FGR) ha sido relevante en los últimos dos años, en particular para mejorar los indicadores, golpear estructuras internacionales del crimen organizado que intentan ser paso sobre territorio salvadoreño, reclutar o captar personas. Pero ambas instituciones cuentan con grandes equipos de mujeres y hombres que cada día con pasión y servicio se suman a este esfuerzo mundial.
Tanto los titulares como las jefaturas y coordinaciones a escala nacional continúan un estilo de trabajo que sigue con resultados positivos, que se demuestran por medio de operativos que desmontan estructuras que intentan operar a diferentes niveles y que sus tentáculos apunten hacia afuera.
El Ministerio de Justicia y Seguridad Pública (MJSP) trabaja y diseña una política para prevenir, en especial con mujeres y niños, pero también emitiendo líneas y aportando a la PNC para dotarla de todo lo necesario para reprimir y sancionar estas expresiones delictivas, así como trabajar en mantener una adecuada articulación con la FGR y otras instituciones del Estado.
La trata de personas es un delito global, tan antiguo como la humanidad, atenta contra la dignidad de las personas y con efectos negativos sobre la salud mental y física, destroza el proyecto de vida, si no se actúa a tiempo y sobre todo si no se desarrollan esfuerzos de prevención y comunicación estratégica.
Posterior a la pandemia por la COVID-19, en los cinco continentes se registraron incrementos en esta modalidad delictiva, el crimen organizado transnacional se recompuso y encontró en la trata de personas, con más de 3 millones de víctimas directas, ingresos superiores a los más de $2 billones, que son las estimaciones conservadoras para 2022. De 137 naciones, en al menos 127 se ha explotado y hay evidencia de víctimas; estimaciones que son graves, y lo peor es que pueden ser muy superiores.
En El Salvador hay avances significativos y en el presente año la FGR y la PNC pueden imponer nuevos registros en positivo en desmontaje de estructuras, capturas, decomisos de dinero, condenas, pero sobre en liberar a grupos vulnerables de este grave delito y sus modalidades. El gran desafío en la actualidad son las multiplataformas de redes sociales y la «darknet» donde los criminales se encuentran al acecho. Y al mismo tiempo que no normalicemos situaciones que observamos en ocasiones en nuestras calles, barrios, colonias y comunidades.
Hagamos un compromiso de denuncia ciudadana en apoyo a las víctimas y autoridades.