La sencillez y belleza armónica de «Bajo el almendro» cautivaron en la época en que fue creada esta pieza musical, y colocaron a su autor, el santaneco David Granadino, como uno de los compositores centroamericanos más importantes.
Cien años después, la composición sigue marcando historia y a lo largo de este tiempo ha sido incluida en los reportorios de diversos grupos orquestales salvadoreños, y ha sido interpretada por variados ensambles musicales extranjeros, sobre todo con instrumentos de cuerda.
En YouTube hay una versión que fue alojada hace 15 años (https://www.youtube.com/watch?v=w4uDqRD6o7E) y puede escucharse hasta el inconfundible «scratch» que hace rememorar melodías grabadas en discos de vinilo. Al parecer, el vals es interpretado por la Orquesta Internacional y se identifica la melodía en español «Bajo el almendro» y en inglés «Under the Almond Tree». Esta versión dura 3 minutos y 16 segundos.
Siempre en YouTube, pero hace 13 años, se alojó una versión que parece ser la más fiel de todas (https://www.youtube.com/watch?v=lwXlJ1xrMVs). La melodiosa interpretación de la orquesta es acompañada por un video, en blanco y negro, que muestra diversas estampas de Santa Ana, el majestuoso Teatro Nacional de la ciudad, edificios antiguos, la vieja glorieta del parque Menéndez, calles de tierra, imágenes de la campiña, el sitio arqueológico El Tazumal, estampas de citadinos y campesinos. Esta versión dura aproximadamente 5 minutos.
Más recientemente, y en esa misma plataforma, se puede disfrutar de la composición de Granadino interpretada por el cuarteto salvadoreño Sharberg (en una adaptación para violín), la magnífica presentación del Ensamble de Cámara de la Orquesta de la Universidad de Nanjing, China (con cinco artistas con instrumentos de cuerda), la centenaria Orquesta Sinfónica de El Salvador (OSES) cuando era dirigida por el guatemalteco Martín Corleto, así como una adaptación en guitarra clásica ejecutada por Jorge Sanabria, en el Teatro Nacional de Santa Ana.
Definitivamente, el hermoso vals del compositor santaneco ha marcado y seguirá marcando la historia musical de El Salvador.
Una centuria
¿Cómo se sabe que «Bajo el almendro» cumple 100 años? El santaneco Víctor Álvarez atesora una copia del documento «Hombres y Cosas de Santa Ana. Crónicas históricas documentadas de hechos u obras notables de la ciudad y rasgos de la vida de sus hijos más ilustres».
El autor es Juan Galdames Armas y en la portada del documento se identifica como «Excolaborador del Departamento de Archivos Municipales». El documento está fechado en 1943.
En dos líneas del documento se expresa: «1923. El compositor y músico Santaneco, Don David Granadino, crea el 1 de agosto su célebre vals “Bajo el almendro”».
En otro apartado se hace referencia a la belleza de la composición: «La música de Granadino no es del género elevado, pero precisamente supo conmover el alma popular, motivo más que suficiente para que su nombre perdure. Según opinión de personas entendidas tiene mejores obras que Bajo el Almendro, pero este vals, sin duda por ser el más conocido, dio a su autor mayor renombre no solo entre nosotros sino fuera del país».
Sobre el documento, don Víctor Álvarez comparte que pertenece a la Junta Cultural de Santa Ana. Hace años supo de él, y hasta donde sabe es posiblemente el único ejemplar que existe.
«Ya hace años me di cuenta que existía (el libro). Lo he buscado en ventas de libros usados, pero no se halla fácilmente», dice don Víctor.
Debido a que es muy cercano a los miembros de la Junta Cultural de Santa Ana, Álvarez pidió prestado el documento y decidió que lo digitalizaran. Ya tiene su propia versión del ejemplar en el teléfono; sin embargo, no pierde la esperanza de obtener un original debido a que le han informado sobre descendientes de Juan Galdames Armas, y posiblemente tengan alguno.
«Tengo 68 años, soy santaneco. Nací en el barrio Santa Bárbara, donde nació (David) Granadino. Cuando se fundó Santa Ana los dos primeros barrios que se formaron fue San Lorenzo y Santa Bárbara», añade don Víctor Álvarez.
_______________________
EL LEGADO DE GRANADINO
Dos músicos salvadoreños hablan sobre el vals «Bajo el almendro».
Idilberto Pineda. Toca el pícolo en la Orquesta Sínfónica de El Salvador (OSES)
Granadino, con un gran talento musical, y en la composición los astros se alinearon a su favor
El año pasado se hicieron una serie de conciertos con valses salvadoreños, entre ellos “Ysmenia”, “Ofrenda nupcial” y “Bajo el almendro”, de David Granadino, orquestados por Alejandro Muñoz Ciudad Real y, efectivamente, al interpretarlos no cabe duda que se siente el estilo y la forma del vals vienés. “Bajo el almendro” es el vals que más se popularizó, a tal grado que los santanecos lo tienen como el segundo himno. Granadino, con un gran talento musical, y en la composición los astros se alinearon a su favor ya que en 1896 la ciudad de Santa Ana contrata al violinista, director y compositor Pieter Jozef Frans Kessels, para ser director de la Banda Militar, y en 1897 Kessels escoge a los mejores alumnos de la escuela de música que dirigía el profesor Daniel González para darles clases de violín y composición, entre ellos estaban Filadelfo Mirón, Ciriaco de Jesús Alas y David Granadino. Estoy seguro que Granadino supo aprovechar ese tiempo para perfeccionar y estudiar la composición y orquestación. Gracias a todo eso tenemos su legado de valses y, por supuesto, el vals más interpretado en El Salvador y la región centroamericana es “Bajo el almendro”.
Marta Rosales Pineda. M.F.A.
Reflexiones analíticas sobre el vals «Bajo el almendro» de David Granadino
Como otros músicos salvadoreños, David Granadino (Santa Ana, 1876̅̅-1933) cultivó el género del vals que se posicionó como uno de los preferidos de la población desde el siglo XIX. Compositores nacionales como Rafael Olmedo, Ciriaco Alas, David Granadino y José Napoleón Rodríguez incluyeron valses en sus repertorios, algunos de los cuales son emblemáticos de la cultura musical regional de los siglos XIX y XX.
En el vals «Bajo el almendro» se puede notar la estructura básica que el célebre pianista y compositor francés Frederic Chopin, estableció para ese género: métrica ternaria, melodismo protagónico y un acompañamiento con el acorde quebrada. No obstante, la libertad rítmica y la sofisticada técnica aplicadas por Chopin -que lo convirtió en música de concierto, no bailable- no fueron retomadas por Granadino en su famosa creación. Este es un rasgo común en la obra de los valsistas salvadoreños, quienes continuaron ponderando la función bailable de los valses decimonónicos, como los de la familia Strauss. De tal manera que, al conjugar estas influencias, el vals «Bajo el almendro», puede ostentar ambas funciones musicales, pudiendo ser aplicado a la danza o escuchado como música de concierto.
Quizás el rasgo que más caracteriza a los valses, otorgándoles más o menos popularidad entre sus públicos, sea la melodía que domina como una reina de toda la composición sometiendo a las demás voces al rol de acompañamiento o complemento. Y allí es precisamente donde radica el mayor atractivo de la creación de David Granadino. Los temas y el manejo melódico que el santaneco despliega en su vals son construidos con un alto sentido del balance, alternando frases contrastantes, como sucede con el tema principal, o generando momentos climáticos conjugados con otros de distensión, como se escucha en la sección central del vals. Todo lo cual, se enmarca en una estructura típica del vals que incluye una breve introducción, dos secciones que se repiten, una parte central que contrasta con otro tema y la repetición de las dos secciones iniciales.
Al conocer los programas de concierto de las décadas de transición entre los siglos XIX y XX y escuchar valses de autores contemporáneos de Granadino, como el mexicano Juventino Rosas o el costarricense José Joaquín Vargas Calvo, se podría afirmar, en primera instancia, que el vals arrasó la región con sus ritmos y cadencias posicionándose en el gusto de los músicos y sus públicos desde el siglo diecinueve, y además, que, David Granadino y su vals «Bajo el almendro», se ubican a la par de otros autores regionales por la maestría alcanzada en el melodismo y la técnica compositiva del género del vals de estilo romántico.
ALGUNOS DATOS DE SU VIDA
David Granadino nació el 13 de junio de 1876 en Santa Ana. Fue hijo de Joaquín Chávez y Simona Granadino. Aprendió de música por influencia de su padre, quien tocaba el piano. Luego, aprendió con los maestros Daniel Alas y Pío Paredes González.
En 1897 se instruyó en el violín bajo la dirección del maestro holandés José Kessel. Este riguroso músico fue quien enseñó al joven David en el arduo arte de tocar el violín con destreza. Integró la Sociedad Lírica Santaneca y después se incorporó a la Banda Marcial de Santa Ana.
«El Pirulí» fue su primer vals, el cual preparó para sus pruebas de admisión a la academia de música. Ante el éxito obtenido por su capacidad como compositor, y sobre todo por la victoria de esta obra, inicia una fecunda producción de valses, entre los que sobresalen: «Reminiscencias», «Ismenia», «Bella Natividad», «Dora», «Toñita» y «Bajo el almendro», su obra más exitosa y por lo que ha sido considerado como uno de los compositores más destacados de América Central.
Granadino también creó tangos y entre los más populares se encuentran: «Por una mirada», «Gloria», «Honor Cuscatleco», «Bella como las flores», «Los Pimpollos» y «Club Atlas».
Falleció el 22 de agosto de 1933 en su ciudad natal a los 57 años. Este año cumple 90 años de fallecido.
El busto de Granadino se encuentra en el parque Libertad (frente a la catedral santaneca). A un costado hay una pequeña área verde donde está el busto de José Kessel, el maestro del joven Granadino. Los dos artistas se miran uno al otro eternamente.
SU TUMBA
Está en el cementerio general de Santa Ana. Según se confirma, anteriormente había una placa con su nombre, pero no se sabe qué pasó con ella. Ahí también descansan los restos de su esposa, Josefa Martínez de Granadino, fallecida el 2 de abril de 1973, y de su hijo, Gilberto Granadino Figueroa, quien murió el 4 de marzo de 2017.