Estados Unidos conmemora hoy el 20.º aniversario de los peores atentados de su historia, con el presidente Joe Biden debilitado por el final caótico de la guerra en Afganistán, lanzada en represalia por los ataques de Al Qaeda que sacudieron al mundo.
Veinte años después, el sentimiento sigue vivo en un país conmocionado por los ataques del 11 de septiembre de 2001. Esa mañana, 19 terroristas, la mayoría saudíes, de la organización Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales y los estrellaron contra las Torres Gemelas, en Nueva York; El Pentágono, en las afueras de Washington, y el cuarto, presuntamente dirigido al Congreso, cayó en un campo en Pensilvania.
El dolor todavía está vivo en las familias de los desaparecidos. «Tengo la sensación de que acaba de ocurrir», dice Mónica Iken-Murphy, viuda de un agente de bolsa de 37 años que trabajaba en el 84.º piso de la torre sur.
En las dos décadas siguientes, un nuevo rascacielos se erigió en Manhattan para reemplazar las Torres Gemelas. El cabecilla de Al Qaeda, Osama bin Laden, fue asesinado. Y en el último mes, los talibanes en Afganistán que fueron expulsados por darle refugio a Bin Laden recuperaron el poder, y los últimos soldados estadounidenses abandonaron el país.
Biden, que dio continuidad a la decisión de su predecesor, Donald Trump, de poner fin al despliegue militar de Estados Unidos en Afganistán, enfrenta un país airado por la precipitada y convulsa evacuación de Kabul, marcada por la muerte de 13 militares en un atentado el 26 de agosto reivindicado por la rama afgana del grupo Estado Islámico.
Para mostrar que finalmente el círculo se había cerrado, Joe Biden quería que este 20.º aniversario coincidiera con la retirada total de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, invadido tras los ataques a las Torres Gemelas y a El Pentágono para dar caza a Al Qaeda, que los había perpetrado, y expulsar a los talibanes, que habían ofrecido un santuario a la red yihadista.
Pero el símbolo se ha vuelto contra el presidente de Estados Unidos: en vísperas del 11 de septiembre de 2021, los talibanes vuelven a controlar Kabul, gracias a una meteórica victoria sobre el ejército afgano que Washington se jactaba de haber formado, financiado y equipado. La brusca salida de Afganistán reaviva, en cualquier, caso el debate sobre el controvertido legado de estos conflictos lanzados por los estadounidenses a miles de kilómetros de casa en nombre de la seguridad nacional.
«Guerra contra el terrorismo» fue la expresión acuñada por el entonces presidente George W. Bush desde la noche del 11 de septiembre de 2001.