Conducir en estado de ebriedad es una conducta de riesgo que genera accidentes, lesionados y fallecidos. En El Salvador, del 1.º de enero al 28 de septiembre de 2021, conducir en estado de ebriedad ha dejado como saldo 429 accidentes de tránsito y 347 personas lesionadas, lo que representa un 4.47 % del total de lesionados por siniestros viales.
En ese mismo período, conducir bajo los efectos del alcohol ha dejado como resultado 28 personas fallecidas, lo que representa un 2.90 % del total de lesionados por siniestros viales, que, hasta ese día, eran 966.
Aunque esta conducta es persistente en los años, las autoridades han identificado que es durante el fin de semana cuando sucede la mayor cantidad de percances viales relacionados a esta causa. Del total de accidentes por estado de ebriedad, el 45 % ocurre los fines de semana, es decir, casi la mitad del total de accidentes relacionados a esta causa.
Asimismo, durante el fin de sema[1]na se registra el 48 % del total de lesionados en siniestros viales causados por conducir bajo los efectos del alcohol y el 75 % del total de fallecidos en siniestros viales por la misma causa.
Este fenómeno podría tener como base la explicación que es durante el fin de semana que las personas salen con mayor frecuencia a consumir bebidas alcohólicas y luego conducen hacia sus casas, puesto que también se ha identificado que el 60 % de los percances viales relacionados con el alcohol sucede entre las 6 de la tarde y las 2 de la madrugada.
De igual forma, el grupo etario que registra mayor frecuencia de siniestros viales por esta causa es el que comprende desde los 25 hasta los 44 años, con una representación del 64 % de responsabilidad en el hecho. Por lo tanto, los accidentes por ebriedad ocurren de noche.
Esto complica la situación, ya que, de acuerdo con instituciones especializadas en seguridad vial, el alcohol reduce la habilidad de ver contrastes en los colores, por lo que resulta difícil distinguir entre sombras o colores; de igual forma, deprime las funciones del cerebro, ocasionando pérdida de la coordinación de los músculos de los ojos.
«El alcohol tiene un impacto directo en los reflejos, en la capacidad de visión y en todas las reacciones físicas de una persona. Lo vuelve menos capaz de reaccionar ante un incidente», explicó el viceministro de Transporte, Saúl Castelar. Sin embargo, el fenómeno persiste.
Las estadísticas de siniestralidad vial reflejan que entre el 1.º de enero y el 28 de septiembre de 2019 hubo 411 siniestros por estado de ebriedad, y en 2021 se registraron 429.
Sin embargo, esto también está relacionado con el incremento del parque vehicular, pues a mayor cantidad de vehículos transitando en las carreteras los niveles de exposición incrementan.
«Siempre que hacemos un antidopaje, en cualquier lugar, al menos a una persona detenemos conduciendo bajo los efectos del alcohol. Eso quiere decir que la probabilidad de encontrar a personas circulando bajo los efectos del alcohol en el país es alta», explicó el viceministro Castelar.
El funcionario también destacó que la velocidad, al combinarse con el consumo de alcohol, aumenta la gravedad de los percances viales.
Por lo tanto, el VMT mantiene una articulación permanente con la División de Tránsito de la PNC para implementar controles antidopaje, los cuales se desarrollan todos los días a conductores particulares, del transporte público, del de carga y a motociclistas.