Como no podía ser de otra manera, la fiebre de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe está por doquier, y afortunadamente el legado material lo podemos ver desde ya, darle seguimiento y evaluarlo en los años siguientes.
Sin temor a equivocarme, estos serán los juegos de este nivel y organizados por El Salvador más vistos de la historia, ya que no hubo exclusividad para ser transmitidos por una sola televisora; esta vez hemos tenido la fortuna, los que amamos y disfrutamos del deporte, de ver por Canal 4, Canal 10, en los canales de Grupo Megavisión y a través del cable por canales de Tigo Sports y Claro de México, por ocho canales del sitio de Centro Caribe Sports y, como es la normalidad en estos días, se suman diversas transmisiones por YouTube, en Facebook, por las diversas redes.
Y es toda esa difusión la que ha permitido derribar las dudas, los cuestionamientos infundados y las críticas destructivas previas a la inauguración que rozaron el antipatriotismo y hasta el ridículo, que hicieron creer que ningún escenario estaría listo. Se llegó a mostrar fotografías en primera plana, en uno de los diarios tradicionales, la armazón de aluminio donde se colocaron «banners» para adornar el Complejo Acuático El Polvorín (que es donde se premia a los ganadores), como si de las columnas de la plataforma de clavados se tratase. Pero el cronómetro y el calendario dieron la razón, la natación artística fue un éxito y hasta un bronce aportó el equipo nacional.
Los juegos dejarán metales dorados y de bronce, satisfacciones y retos a los deportistas, pero lo que no se puede negar es que el deporte tendrá infraestructura para sacarle lucro por años; basta ver una fotografía aérea para observar lo hermoso que ha vuelto a ser el Complejo Deportivo El Polvorín, donde no solo se practicará más natación, natación artística, clavados, ciclismo y patinaje, sino que se suman tenis de mesa y bádminton, estos últimos bajo un nuevo edificio: el Coliseo de Bádminton.
Pero hay más, el complejo deportivo de la colonia Flor Blanca también suma al legado de los juegos, la duela del Gimnasio Nacional Adolfo Pineda es como la de grandes escenarios en otras latitudes, desmontable, y permitirá organizar conciertos y otros eventos sin dañarla. Pero, sin duda, la cereza lo representa el estadio de Fútbol Playa Flor Blanca, que está a 100 metros del gimnasio, y que puede acomodar a más de 2,000 espectadores. El moderno edificio tiene cuatro pisos; tres son parqueo y la cancha está por encima, y hay proyección para que una de sus paredes la aprovechen los atletas de montañismo y escalada. No podía ser menos que un estadio nuevo en una justa del calibre de los Centroamericanos y del Caribe para una selección que le dio tanto a este país.
El Estadio Nacional Jorge «Mágico» González tiene nuevo brillo, y de nuevo su remozamiento se vuelve a hacer gracias a la visión de personas que ven al deporte como un medio para formar a mejores ciudadanos y no para malversar fondos públicos. El «nuevo» Mágico González tiene en su espacio dos joyas: una Cuna del Mágico, donde los pesistas y luchadores olímpicos podrán entrenar o competir en adelante; y, por supuesto, el homenaje al más grande, el Museo del Mágico González en el segundo nivel del estadio.
Que decir de la UES donde la moderna Villa Centroamericana y del Caribe dará paso a un legado de 16 edificios nuevos y otros 15 que fueron prácticamente reconstruidos y que servirán, desde el ciclo II-2023, para que miles de salvadoreños estudien de forma presencial en un ambiente de verdadero campus universitario. ¡Qué envidia!
Y por supuesto, «el polémico» comedor de la Villa Deportiva será desmontado tras cumplir su función, como también la cancha de baloncesto 3×3 en un centro comercial, porque esto también es parte de la modernidad deportiva. El baloncesto es un deporte que cada vez gana seguidores porque se reinventa, llega donde debe, se mercadea. El reto en adelante será que los remozados escenarios, como el estadio Las Delicias, el Polideportivo de Ciudad Merliot y todos los mencionados, reciban el mantenimiento apropiado y, lo mejor, que sean disfrutados por la juventud.