El Gobierno británico aceptó ayer que está en recesión y presentó presupuestos marcados por la austeridad, con más impuestos y menos gasto público, por valor de 55,000 millones de libras ($65,000 millones), pese al creciente coste de la vida.
«Somos honestos sobre los retos que enfrentamos y justos con nuestras soluciones», aseguró el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, ante el Parlamento, al tiempo que impuso el regreso de la austeridad a ese país de 67 millones de habitantes, la sexta economía del planeta, sumido en la crisis.
Aseguró que esta se inscribe en una tendencia global impulsada por la pandemia por la COVID-19 y la operación rusa en Ucrania, que dañaron el crecimiento y dispararon los precios de la energía.
Pero evitó mencionar el bréxit, efectivo desde principios de 2020, que dañó el comercio exterior británico y dificulta la contratación de una muy necesaria mano de obra, según responsables del Banco de Inglaterra.
El Reino Unido ya entró en recesión y su PIB caerá 1.4 % en 2023, confirmó el ministro al citar datos de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR).
Según el Banco de Inglaterra, esta recesión podría durar hasta mediados de 2024 y sería la más larga de la historia británica.
Para sanear las finanzas públicas, Hunt anunció medidas que en los próximos cinco años deberán aportar 30,000 millones de libras en recortes de gasto y 25,000 millones en impuestos adicionales. Entre ellos, a partir del 1.º de enero, se incrementará del 25 % al 35 % el impuesto a beneficios excepcionales de las petroleras, que se prolongará tres años hasta 2028.
Asimismo, Hunt anunció: «Un nuevo impuesto temporal de 45 % a los productores de electricidad». Esto permitirá seguir ayudando a los más desfavorecidos con sus facturas energéticas, tras el plazo inicial de abril de 2023. La ONG ecologista Greenpeace aplaudió la «subida de impuestos a las obscenas ganancias de los gigantes del petróleo y el gas», pero sostuvo que es «un paso adelante y dos atrás, que se permitan enormes exenciones fiscales a la extracción de combustibles fósiles».
Hunt buscó tranquilizar a los mercados sobre la fiabilidad del Reino Unido tras el caos que provocaron las políticas que emitió en septiembre Liz Truss.