Llegó a la ocupar un puesto en la Asamblea Legislativa del período 2018-2021 bajo la bandera del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Sin embargo, Felissa Cristales, poco a poco comenzó a criticar públicamente las irregularidades al interior del partido tricolor y a señalar directamente a sus compañeros de legislación por no trabajar en beneficio de la población, sino únicamente responder a intereses de grupos de poder en El Salvador.
Desde entonces, Cristales se convirtió en una voz que denunció constantemente irregularidades al interior del Legislativo. Ahora, cuando dicha Asamblea ha cerrado su ciclo, Cristales señala que las deudas de ley que el ahora ex parlamento salvadoreño dejó a la población salvadoreña fueron únicamente para no dañar los intereses de grupos de poder que manejaron los hilos del Legislativo en los últimos 30 años.
De igual forma, Cristales señala que el aspecto que más caracterizará a la Asamblea saliente es el dejar en evidencia el matrimonio entre dos partidos que siempre vendieron sus ideales como opuestos el uno del otro. La unión entre ARENA y FMLN se incrementó en la pandemia por la COVID-19, donde mostraron que sus únicas intenciones siempre fueron bloquear al Ejecutivo.
Desde su perspectiva como parte de la Asamblea Legislativa pasada, ¿Cómo evalúa usted el trabajo que realizó dicha legislatura?
Creo que es un trabajo que dejó mucho que desear. Sin duda la legislatura 2018-2021 estuvo marcada por diputados que dejaron mucho que desear y es la opinión generalizada de la población. Hay muchos temas que quedan pendientes porque son intereses protegidos por los partidos en la Asamblea legislativa. Hay muchas leyes que no se hicieron porque siempre se cubrieron intereses de determinados grupos. Por ejemplo, el tema del transporte y todos los huecos legales que se han permitido a propósito para que esta problemática no tenga solución para todos. Personalmente, yo puse nueve iniciativas en distintas comisiones orientadas a mejorar el transporte público, pero hay diputados que respondían a los intereses de los empresarios de transporte, los cuales no permitían que esas iniciativas se consolidaran. Así mismo pasa con el tema de pensiones, el cual no se aborda como debe ser por miedo a tocar los intereses de grupos de poder.
¿Cuáles son esas deudas que deja la Asamblea saliente?
La ley del agua es una deuda de esta Asamblea, aunque es mejor que no la hayan aprobado porque hubieran aprobado un adefesio de ley. Sin embargo, creo que es una de las deudas que deja esta Legislatura, pero que la nueva Asamblea deberá tomar desde cero para construir una ley que valga la pena. La reforma de pensiones es otra de esas deudas. Si bien la ley ya está, es necesario que entre vigencia una ley nueva. Darle continuidad a lo mismo no será lo mejor, sino que debe iniciarse de cero. Otra ley que dejan pendiente es el mejoramiento del tema de transporte. Los buses ahí andan y a nadie le importa, ahí no hay interés por el Medio Ambiente.
El problema, por ejemplo, en el transporte, es que los buseros pagan diputados, pagan campañas. En las pensiones era intocable el tema porque debían favorecer a las AFP. No tenemos ley del agua porque se beneficia cierto sector y hay ciertos sectores representados en la Asamblea que no quieren esa ley. Todos los problemas que hay en nuestro país se dan porque ha habido poderes representados en la Asamblea. Lo que pasa en la Asamblea Legislativa nos afecta a todos.
Y, para usted, ¿qué significó ser parte de esta legislatura saliente?
Fue determinante. En lo personal fue una experiencia que me permitió darme cuenta de lo que puede pasar en un país con una clase política que se corrompió totalmente. Puedo decir que logré ser parte de una generación de salvadoreños que dijimos que esto debía terminar. Alcé la voz y dije lo que estaba pasando. He quedado muy satisfecha, muy agradecida con la gente que me apoyó y con tener la oportunidad de decir las cosas como son para que se generar el cambio que ahora podemos tener en la Asamblea Legislativa.
Ser parte de esta legislatura me permitió tener el derecho y la voz de poder decir las cosas correctas, de poder hacer las cosas correctas, a pesar de que tuve muchas cosas en contra al interior del partido y de la Asamblea.
¿Cuál cree que fue el motivo por el que ARENA perdió fuerza en la política salvadoreña?
La promesa de cambio de ARENA se maneja en cada campaña, pero no es nada más que una campaña. Cuando uno llega y quiere hacer las cosas correctas y de manera diferentes pasa lo que pasó conmigo. Ese tipo de actitudes solo demuestran que ARENA nunca dejará de responder a los intereses de ciertos grupos de poder.
El pensamiento de ARENA no representa al de los salvadoreños. ARENA mantiene más de 10 diputados por el sistema de residuos. La cantidad de salvadoreños representados son muy pocos comparados con la fuerza que tenía ARENA en el pasado y esto es porque poco a poco la gente ha venido cambiando su pensamiento y ha descubierto la verdad detrás de los partidos político. En un principio, ARENA tenía un discurso de guerra, pero detrás de ese discurso de guerra, eran totalmente amigos de sus oponentes y ese fue un factor determinante para el resultado de las pasadas elecciones. El mostrarse amigo del FMLN hizo que el mismo votante decidiera darles la espalda. Eso se los estuve advirtiendo toda la legislatura.
¿Qué provocó que se consolidara la unión entre ARENA y el FMLN?
Yo creo que la pandemia, la necesidad de estar en contra de dar recursos al Ejecutivo para hacerle frente a la pandemia. ARENA y el FMLN sabían que habían dejado un sistema de salud deteriorado, sabían que no servían los hospitales, sabían que era una pandemia y que era un fenómeno global, pero se oponían a todo lo que proponía el Ejecutivo y se oponían juntos. Te dabas cuenta que estaban juntos y se oponían a aquello que les iba a quitar su estatus quo y lo que siempre han dominado.
El tema de la pandemia fue algo que reflejó las verdaderas intenciones de esta Asamblea. No brindar el apoyo al Ejecutivo para manejar la pandemia solo porque se trataba de un presidente que no estaba representado por ninguno de esos partidos fue lo que más le pasó factura a esta Asamblea. Pusieron en riesgo la salud de los salvadoreños por simples intereses económicos. De esta Asamblea no hay nada positivo que se pueda destacar. Todos nos dimos cuenta lo nefasto que pudo ser el sistema político y hasta donde llegó el compadrazgo que nació entre ARENA y el FMLN. La Asamblea saliente será recordada por el compadrazgo entre ARENA y el FMLN y el tiempo va a seguirnos dando la razón a todos los que promovimos el cambio en la Asamblea Legislativa.
En cuanto a la dirección de la Asamblea Legislativa, ¿cómo evalúa a los presidentes de ese Órgano de Estado en esta legislatura que finalizó?
Ambos fueron nefastos. Creo que Norman Quijano demostró más su prepotencia a la hora de ser presidente. Mario, un presidente aparentemente más concertador, nos dejó a todos la decepción que no fuera ese presidente que haría las cosas diferentes. Al final, el presidente era Parker o la directiva, cuando todos esperábamos que Mario fuera un presidente más humano, menos déspota, menos tirano. A Mario le faltó carácter. Pero las dos presidencias de la Asamblea fueron decepcionantes.
Finalmente, ¿qué mensaje le dejaría a la nueva Asamblea Legislativa?
Los salvadoreños han votado con la esperanza de que el presidente Bukele logre concretar todos los planes y el país confía en él. Lo que deben evitar es convertirse en una clase política que piense que todo lo controla. Ahorita es fácil decir que no será así, pero de acá a tres años, a cinco años, si en la siguiente legislatura vuelve la gente a confiar de la misma manera en ellos, el sistema puede tener la tentación de corromperse. Lo que los salvadoreños debemos rescatar es que la clase política debe rendir cuentas y trabajar para nosotros. No podemos creer que ahora todo es perfecto, debemos seguir viendo cuáles son nuestros problemas, identificarlos y trabajarlos para mejorarlo.